Brunch de Navidad: 21 recetas para empezar el día en familia
En España quizá no hablemos mucho de brunch navideño, pero sí sabemos lo que es levantarse sin reloj, preparar algo rico y dejar que la familia vaya apareciendo por la cocina mientras la casa huele a café y a mantequilla. Esa mañana "tranquila" de fiesta, a medio camino entre el desayuno y el picoteo, está empezando a abrirse paso como una forma más relajada de celebrar, sin la solemnidad del gran almuerzo pero con el mismo deseo de reunir a los nuestros.
Es una propuesta ligera, flexible y muy social: cada uno se sirve a su ritmo, hay dulce y salado en la mesa, y la conversación fluye porque nadie está pendiente de servir tres platos formales. Solo hacen falta unas cuantas ideas bien pensadas y productos de temporada presentados de una forma vistosa para montar una mesa cálida, bonita y sorprendentemente económica. Aquí tienes algunas claves para hacerlo sin complicarte.
Elige un estilo que suene a casa
Antes de pensar en lo que vas a cocinar, ayuda imaginar el ambiente. En Navidad lo importante no es la apariencia perfecta, sino esa mezcla de calidez y familiaridad que todos reconocemos.
Puedes jugar con distintos aires o estilos:
- tonos blancos y madera, muy invernales
- rojo y verde clásico que recuerda a los hogares de siempre
- dorado y blanco para un toque más elegante
- una mesa rústica, con velas y elementos naturales
Nada de compras excesivas: la mayoría de los detalles se resuelven con lo que ya tenemos por casa. Unas ramitas de romero, un par de naranjas cortadas, un camino de mesa sencillo y unas velas crean un ambiente muy agradable y especial sin esfuerzo.
Vestir la mesa de forma vistosa
Para sorprender no hace falta desplegar una mise en place de revista. Basta con combinar elementos simples que aporten luz y cierto juego visual: mantel o individuales oscuros, platos claros, cubiertos bien colocados y algún toque festivo discreto como unos servilleteros hechos con ramitas de canela o unas ramas de acebo.
Un truco muy resultón consiste en crear distintos niveles:
- una bandeja elevada para los dulces
- tablas de madera para lo salado
- vasos o copas transparentes donde destaquen los colores de las bebidas
Con estas alturas la mesa parece más generosa, incluso si no has preparado demasiadas cosas.
Ideas saladas que funcionan siempre
La clave está en elegir platos sencillos, que puedas dejar listos a primera hora o incluso la víspera. Nada que te ate a la cocina cuando los demás ya están charlando.
Ideas dulces
La parte dulce es la que realmente enciende la magia de la Navidad: tiene que ser colorida, apetecible y, por qué no, incluso fotogénica para impactar. No hacen falta ingredientes extravagantes ni caros, porque es la estética lo que convierte hasta el postre más sencillo en algo especial.
Un dulce sencillo pero bien presentado siempre gana puntos. Opta por platos de colores claros y añade pequeños toques decorativos como granos de granada, rodajas de cítricos o una pizca de azúcar glas, unos detalles que confieren de inmediato un efecto elegante y plenamente navideño.
Bebidas que puedes servir
Las bebidas funcionan como un pequeño ritual dentro de la mañana: cada uno se acerca, se sirve lo que le apetece y vuelve a la conversación con la taza caliente o el coctel festivo entre las manos. Un rincón de bebidas convierte la reunión en algo más especial. Aquí van algunas ideas:
Cómo organizarlo sin estrés ni gastos innecesario
La clave es adelantarse. Muchas de estas propuestas pueden prepararse el día anterior, lo que ayuda a controlar cantidades, evitar desperdicios y contener el presupuesto.
Consejos útiles para ahorrar y simplificar
- haz porciones moderadas, como corresponde a un desayuno largo
- diseña un menú equilibrado para que no sobren demasiadas cosas
- apuesta por decoraciones naturales y reutilizables
- elige bebidas sencillas y económicas, como un buen té o un punch casero.
El bullicio más acogedor del año empieza aquí
Más que una tendencia, esta “mesa navideña sin prisas” que baila entre el desayuno y el almuerzo es una forma muy nuestra de empezar el día. La casa se va despertando entre voces, risas y alguien que pregunta dónde está el azúcar mientras otro ya corta pan. Los familiares aparecen a su ritmo: uno con hambre, otro tarde pero de buen humor, y siempre está la tía que llega con una bolsa de churros diciendo que solo venía a saludar… aunque termina quedándose. La mesa se convierte en un pequeño bullicio amable.
Podemos llamarlo brunch o, simplemente, una reunión relajada y alegre en torno a un pequeño festín. Una manera sencilla de celebrar la Navidad alrededor de una mesa capaz de crear momentos para el recuerdo.
Daniele Mainieri

























Comentarios