
Se dice que el
ser humano percibe la realidad en mayor parte
a través de los ojos, y si te paras a pensar qué es lo que ves constantemente a tu alrededor, llegarás a una muy buena conclusión: el color.
El color está en todo, o mejor dicho,
lo es todo; ya que cada elemento que podemos percibir
interactúa con los haces de luz absorbiendo o rebotando partes del
espectro lumínico, permitiendo así ser observado y creando a su vez la sensación de color en nuestros ojos.
Los colores
influyen fuertemente en nosotros, ¿que impresión te daría una persona que
viste de azul, con otra que
viste de rojo?, ¿por qué las paredes de los hospitales se pintan de color blanco?.
La utilización del color está en cualquier ámbito de nuestra vida: publicidad, comercio, diseño, sanidad, construcción, y por supuesto la alimentación.
El color y yo
De seguro que sabes cómo influencian los colores
nuestro estado de ánimo, así que a la hora de comer ésto no es una excepción. Aunque no queramos reconocerlo
también comemos con los ojos, y no es una mala costumbre, simplemente está en nosotros porque la
naturaleza utiliza el color para mandarnos pequeños mensajitos de qué debemos o no debemos comer, o al menos de qué nos
puede resultar más apetecible y por qué.
Que manzana te comerías, una de un
rojo bien brillante o una de color
marrón apagado, pues no eres un quisquilloso o una quisquillosa,
el color nos dice si un alimento está en
mal estado o incluso qué tipo de nutrientes o
beneficios puede aportarnos.
Nos gustan una serie de colores o gamas de color por encima de otras, es así, y la
industria alimentaria lo sabe y lo utiliza a su favor, es por eso que encuentras menos productos de color azul, o envases de color azul, y es que este color se encuentra de manera muy escasa en los alimentos que nos brinda la
naturaleza.

Gamas de color
El uso del
color a la hora de
crear recetas es algo básico para cualquier
chef o
experta cocinera o cocinero, pues nos provoca
diferentes sensaciones a la hora de enfrentarnos a un plato e incluso puede
alterar nuestra percepción del sabor.
Ahora bien, ¿qué diferentes
gamas de color puedo encontrarme a la hora de
comer?:
Rojos

Los rojos son el color de la
energía y la vitalidad entre otras, así que es habitual que los alimentos de color rojo nos aporten
importantes cantidades de energía como por ejemplo
las cerezas o las fresas. Este color lo asociamos a
alimentos frescos y saludables, se encuentra
muy frecuentemente en la naturaleza como en frutas, verdura y carnes y
estimula nuestro apetito enviando a nuestro cerebro el mensaje de que eso es sabroso e intenso.
Amarillos y anaranjados

Estas gamas de colores las asociamos directamente a los
cítricos. Estos colores están muy
presentes en frutas y cereales y son fácilmente asociables a
alimentos naturales, frescos y sanos. Además, los alimentos de estas gamas suelen aportarnos
energía como por ejemplo los
carbohidratos de los cereales. Son colores
estimulantes y
abren nuestro apetito, por eso son
muy usados en cocina.
Verdes
El color verde
es un clásico. Si un niño pinta algo relacionado con la
naturaleza casi seguro será de color verde, así que es el primer color en el que pensamos cuando queremos
algo sano y sin un proceso de producción. Lo asociamos a
productos frescos y especialmente
saludables, ya que la mayoría de alimentos de este color suelen serlo, como las
verduras y hortalizas, debido a sus grandes
aportes vitamínicos y por lo general a sus
bajos índices calóricos .

Azules
Aquí comienza a cambiar el asunto. El color azul aunque se encuentra en la naturaleza como en mares, ríos o el mismo cielo; es
casi imposible encontrarlo en los alimentos naturales. Nos evoca
sensaciones artificiales, cuando vemos un producto azul la idea de
sintético no se nos va de la cabeza. Incluso dentro de
los caramelos y las
golosinas el azul
es uno de los menos escogidos. Además, cuando algo se ha puesto malo y le sale
moho, adquiere unos tonos azulados con los que también hacemos asociaciones.

Violetas
El violeta comparte
similitudes con el azul, puesto que
no es uno de los colores más comunes en la naturaleza, aunque si hay una
gama de verduras, hortalizas y frutas con este color, como las
uvas o las
berenjenas. Sin embargo hay muchos alimentos que al
comenzar a pudrirse adquieren esta tonalidad, por eso nuestro
cerebro nos advierte de este color, especialmente cuando no estamos ante algo de origen vegetal.

Grises
Es uno de los colores que
más suprime nuestro apetito. Por lo general cuanto más intenso es el color de un alimento más nos atrae, así que algo de color gris es posible que
ni siquiera nos parezca comestible. En general provoca en nosotros un
sentimiento de rechazo, en especial porque muchos alimentos se tornan
de este color cuando se están pudriendo.

Otros aspectos que tenemos en cuenta
La
luminosidad y
saturación del color también es algo a tener en cuenta, ya que los colores
vivos e intensos, independientemente de la gama tonal, siempre
van a abrir más nuestro apetito y decirle a nuestro cerebro “oye, eso tiene que estar bueno”, así es que los colores de la fruta en el árbol no suelen pasar nada desapercibidos.
En adición a ésto, los
tonos cálidos siempre van a ser mucho más apetecibles que
los tonos fríos, así pues verás que las luces de casi cualquier
restaurante, o por ejemplo las
imágenes profesionales de comida que ves en internet, tienen una tonalidad cálida.
Dime,
¿cual de las siguientes imágenes te parece más apetecible?
Recetas coloridas
Desde Petitchef te recomendamos que tengas en cuenta, en la medida de las posibilidades, el color que le das a tus platos cuando invitas a alguien a una rica comida!
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