11 recetas Tex-Mex que puedes preparar en casa y que siempre triunfan en la mesa
La primera vez que pruebas un buen plato Tex-Mex es difícil olvidarlo: unos nachos cubiertos de queso fundido y jalapeños, una quesadilla que se deshace entre las manos o un burrito bañado en salsa picante. No es cocina de contemplación, sino de compartir: sabores directos, potentes y sin complicaciones. Nacida en la frontera entre Texas y México, lo que empezó como cocina casera se convirtió en un repertorio que cruzó fronteras y hoy llena cartas de restaurantes en medio mundo.
En este artículo repasamos qué distingue la cocina Tex-Mex de la mexicana y, además, te compartimos 11 recetas irresistibles para disfrutar en casa.
Tex-Mex vs. cocina mexicana: ¿qué las hace diferentes?
La cocina mexicana tradicional es inmensa y diversa: desde el mole poblano hasta los tamales de Oaxaca, pasando por los tacos al pastor de Ciudad de México. Es una cocina de técnicas ancestrales, basada en el maíz nixtamalizado, los frijoles, el chile y una asombrosa variedad de ingredientes locales. Por eso la UNESCO la reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Tex-Mex, en cambio, es hijo de la frontera. Nació de la cocina de familias mexicanas en Texas, que adaptaron sus platos a los ingredientes disponibles y a los gustos locales. Así aparecieron combinaciones que hoy asociamos inmediatamente al Tex-Mex:
- Carne de res picada como base de muchos guisos.
- Queso fundido y abundante, en enchiladas, nachos o tacos.
- Tortillas de trigo junto a las de maíz.
- Chili con carne y salsas espesas hechas con comino, pimentón o chile en polvo.
Mientras que la cocina mexicana se enorgullece de su variedad regional y su fidelidad a la tradición, la Tex-Mex se define por la abundancia, la contundencia y la sencillez. Ninguna es mejor que la otra: son expresiones distintas de una misma raíz cultural.
Lo mejor del Tex-Mex en 11 recetas irresistibles
Mucho más que queso fundido
Preparar Tex-Mex en casa es, sobre todo, un acto social: llenar la mesa, comer con las manos, reírse mientras alguien mancha el mantel con salsa y disfrutar sin complicaciones. Pocas cocinas son tan agradecidas cuando lo que buscas es sabor, fiesta y cercanía en cada bocado. En España, muchas veces la confundimos con la cocina mexicana “auténtica”. No pasa nada: ambos mundos comparten raíces y se disfrutan con igual entusiasmo.
Patricia González










Comentarios