Deja de pedir estos 9 platos en el restaurante: son fáciles y mucho más baratos de preparar en casa
¿Cuántas veces has pedido un plato en un restaurante o por delivery para descubrir, después del primer bocado, que podrías haberlo preparado tú mismo con tres ingredientes y un cuarto de hora libre? La cuenta llega inflada, la satisfacción no tanto, y al final lo que queda es la sensación de haber pagado de más por algo que podrías haber tenido en tu mesa, sin complicaciones.La ironía es que algunos de los platos más solicitados en las cartas (y también bastante caros) son justo los más fáciles de reproducir en la cocina doméstica. Y no solo resultan más económicos: suelen ser más generosos, más frescos y, por qué no decirlo, con un sabor mucho más honesto.
Aquí van nueve ejemplos que conviene dejar de encargar y empezar a disfrutar en su versión casera.
Esta es una selección de platos que merece la pena dejar de pedir fuera y redescubrir en tu propia cocina
1. Espaguetis a la carbonara
Pagar 15 euros por un plato de pasta es un poco caro. En muchos restaurantes, una ración de carbonara alcanza precios sorprendentes, cuando en realidad se trata de una de las recetas más rápidas y agradecidas de la cocina italiana. Con guanciale (o panceta), huevos y parmesano, en apenas quince minutos puedes tener en la mesa un plato abundante y sabroso.
2. Ensalada César
La reina de muchas cartas, servida con ínfulas (y precio) de plato principal, es en realidad de lo más sencillo. Hojas de lechuga romana, pollo a la plancha, parmesano, picatostes caseros y una salsa César hecha con yema de huevo, anchoas, ajo, limón, parmesano y un buen aceite para emulsionar, bastan para tenerla lista en diez minutos y por un precio mucho más asequible.
3. Nems y rollitos de primavera
Los pedimos porque nos seduce la textura crujiente o fresca, pero no hay misterio alguno: con obleas de arroz, unos fideos finos, verduras en juliana y hierbas aromáticas puedes tenerlos listos en menos tiempo que tarda el repartidor en llegar. Para los nems, basta un golpe de horno o de freidora de aire y quedan perfectos.
4. Butter chicken
Icono de la cocina india y omnipresente en los menús, este curry untuoso es tan fácil de replicar en casa como delicioso. Solo necesitas marinar el pollo en yogur con especias, preparar una base de tomate con mantequilla y nata, y dejar que se cocine despacio. El resultado es un guiso aromático y reconfortante, sin la factura abultada del restaurante.
5. El poke bowl
Colorido, saludable y en ciertos restaurantes, escandalosamente caro. Prepararlo en casa es tan fácil como cocer arroz aliñado con vinagre, añadir salmón fresco (o incluso atún en conserva si quieres simplificar), aguacate, pepino y un toque de soja. Lo mejor: cada comensal puede montarlo a su gusto, sin que el bolsillo se resienta.
6. Bibimbap coreano
Este plato tradicional coreano parece complejo, pero su secreto está en la sencillez: arroz blanco, verduras salteadas (zanahoria, calabacín, espinacas), un huevo frito y una cucharada de gochujang. Con o sin carne marinada, es un bol completo y nutritivo, que en casa sabe incluso mejor que en un restaurante especializado.
7. Tiramisú
El clásico italiano por excelencia se cobra a precio de oro fuera, cuando en casa basta mascarpone, huevos, azúcar, bizcochos y café para preparar una fuente entera. En vez de pagar más de seis euros por una porción en terraza, tendrás un postre familiar para repetir sin remordimientos.
8. Gyozas japonesas
Pequeños bocados irresistibles… y casi siempre caros. Con obleas de gyoza (fáciles de encontrar en muchos supermercados o de preparar en casa) y un relleno sencillo de verduras o carne picada, basta una sartén, un poco de agua y unos minutos para obtener esas piezas doradas y jugosas que tanto gustan. Además, se congelan de maravilla: una sola tanda casera puede solucionarte varias cenas.
9. Hamburguesas
El plato más pedido a domicilio y, paradójicamente, el más sencillo de preparar en casa. Un buen pan brioche, carne picada de calidad, un queso que funda bien y guarniciones al gusto (tomate, lechuga, cebolla caramelizada, una salsa casera) bastan para un resultado que nada envidia a un burger gourmet de 15 euros. Solo que, en tu cocina, no pasa de los tres.
Adèle Peyches









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