Tronco de Navidad casero: 11 recetas para cerrar la cena con un toque especial
Si hay un postre que, año tras año, se cuela en el imaginario navideño, ese es el tronco. En España no tiene el estatus de “imprescindible” que mantiene en Francia: aquí manda el repertorio de siempre —turrones, polvorones, mazapanes, mantecados, roscos— y esas bandejas que no se terminan nunca. Precisamente por eso, cuando aparece un tronco bien hecho en mitad de tanto clásico, llama la atención y tiene un encanto especial: parece casi una elección a propósito, no una obligación.
De repente, la mesa se calla un instante, los ojos de los comensales se clavan en el corte y todo el mundo entiende que esto ya es el broche final.
De chocolate, con fruta, de nata, en versión helada o más pastelera, hoy hay tantos troncos como maneras de celebrar. Y, claro, elegir se vuelve más difícil de lo que parece.
Cómo elegir bien el tronco de Navidad
Antes incluso de pensar en recetas, una idea clave: un tronco no se elige al azar. Llega al final de una comida que suele ser larga y abundante, y es el postre que deja la última impresión. Si es demasiado pesado, empalaga; si es soso, decepciona. La cuestión no es hacer “más”, sino dar con el equilibrio.
- Si la comida ha sido potente (carnes, salsas, asados, marisco, muchos entrantes), un tronco con fruta o cítricos aporta una frescura que se agradece, sobre todo en una sobremesa con turrón al acecho.
- Si el menú ha sido más ligero o más corto, un tronco chocolatoso o con praliné puede encajar perfecto y sentirse festivo sin pedir permiso.
- La textura importa tanto como el sabor: mousse ligera, crema sedosa, bizcocho tierno, un interior (“insert”) de fruta… Un buen tronco tiene que seguir siendo agradable hasta el último bocado, no solo el primero.
- Y luego está lo más práctico: los gustos de los invitados. En Navidad solemos sentar a la mesa a varias generaciones, y ahí conviene apostar por sabores claros y equilibrados. Si hay paladares muy distintos (o intolerancias cruzadas), una buena solución es sencilla: preparar dos troncos diferentes y que cada uno elija sin debate.
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El tronco de Navidad no es sólo un postre
El tronco de Navidad no es solo un postre. Es un pequeño ritual: un momento para compartir y, a veces, un recuerdo de la infancia que regresa año tras año. Da igual que sea más sencillo o más elaborado: el mejor es el que apetece disfrutar en buena compañía.
Este año, elige el que mejor encaje con tu menú, con tus invitados… y, sobre todo, con tus ganas de terminar la comida con un broche dulce, festivo y apetecible.
Adèle Peyches











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