Cuando la pasta se viste de fiesta: 8 platos de pasta elegantes para una Navidad de lo más apetecible
Hay Navidades en las que apetece tirar de lo de siempre, y otras en las que solo quieres sentarte a la mesa sin que la compra te quite la alegría. En esas fiestas más sensatas —igual de cálidas, pero menos aparatosas— la pasta tiene un talento poco reconocido: con pocos ingredientes y un poco de horno, se vuelve plato de celebración.
1. Conchiglioni de ricotta y espinacas
Los conchiglioni son conchas grandes que ya vienen con una forma que te asegura que van a quedar muy estéticas. Los rellenas, los alineas en la bandeja y, con una capa ligera de salsa y queso, el horno hace el resto: por dentro quedan jugosos y por arriba se doran. Porque no es una pasta que solamos comer a diario y por su bonita presencia son una apuesta segura.
2. Lasaña a la boloñesa
Quizás pueda parecer un plato más del día a día, pero una buena lasaña con un ragú de ternera tiene poco que ver con lo que solemos asociar a una salsa boloñesa. Aquí no vale tirar de un bote de tomate frito y una bandeja de carne picada de dudosa calidad: la clave está en hacer el ragú con calma y con tiempo. Lo cambia todo. Aquí tienes la receta.
3. Canelones con pesto gratinado
Perfume de albahaca, bechamel ligera y un gratinado que invita a abrir el vino antes de tiempo. Un plato moderno, fácil y agradecido. Un buen pesto verde de albahaca (casero o comprado) mezclado con ricotta o requesón te da un plato elegante, original y muy fragante.
4. Pasta al horno con setas
Sabor profundo, textura aterciopelada y un gratinado que huele a invierno e invita a sentarse a la mesa. Una opción vegetariana con un acabado cremoso y aromático, y esa capa dorada que primero cruje y luego se funde con el resto. Las setas aportan todo el carácter (con champiñones funciona perfecto, pero con boletus, níscalos o shiitake sube de nivel) y la bechamel, bien sedosa, lo deja todo ligado. Encima, una buena capa de queso y el horno remata: burbujeante, dorado, irresistible.
5. Malfatti de ricotta y espinacas gratinados
En España solemos asociar la “pasta” a espaguetis, macarrones o canelones, así que es normal que los ñoquis —y los malfatti— nos descoloquen. No son pasta seca, pero en Italia se consideran de la misma familia.
Los malfatti son una idea redonda: “ñoquis” de ricotta y espinacas. Allí pueden ser rústicos; aquí, en cambio, su aspecto resulta sofisticado, ideal para una cena festiva. Van en fuente, con bechamel ligera y queso, y al horno hasta dorarse: caseros, sí, pero con aire de plato especial
6. Canelones de setas y salchicha fresca
Estos canelones de setas y salchicha fresca son de esos platos que, en cuanto entran en el horno, ya empiezan a ganar la partida. El relleno mezcla la jugosidad de la salchicha con el sabor profundo de las setas, y cuando todo se cubre con bechamel y se gratina, el resultado es exactamente lo que apetece en una comida especial.
Son perfectos para una mesa familiar —por ejemplo, en San Esteban—, pero no hace falta esperar a una fecha concreta para disfrutarlos.
7. Espaguetis negros con ajos y gulas
Puede que, de primeras, te sorprenda el color de esta pasta negra, y precisamente eso la hace especial, tanto por estética como por sabor. El tono se lo da la tinta de calamar —de ahí el nombre italiano pasta al nero di seppia—, que además aporta un matiz salino muy sugerente, con sabor a mar. Por eso combina especialmente bien con pescados y mariscos: almejas, langostinos, salmón… Aquí la llevamos a terreno conocido con un clásico de casa: gulas al ajillo con guindilla.
8. Lasaña vegetariana de ricotta y espinacas
Una alternativa que se siente especial sin necesidad de carne. Ricotta cremosa, espinacas bien escurridas, nuez moscada y un gratinado final discreto. Es de esas fuentes que quedan elegantes en mesa y, además, gustan incluso a quien dice “yo soy más de lo clásico”.
Daniele Mainieri







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