¿Arroz suelto y esponjoso? Solo tienes que hacer esto

A simple vista, hacer arroz no tiene misterio: agua, arroz y una olla. ¿Qué puede salir mal? Pues bastante. Si alguna vez te ha quedado pegajoso, pasado o con textura de papilla, ya sabes que no es tan sencillo como parece.
Lo que muchos no saben es que nuestras abuelas, y los cocineros de antes, conocían ciertos trucos que aseguraban un arroz perfecto, sin aparatos especiales ni complicaciones. En este artículo, te cuento por qué a veces el arroz no sale bien y, sobre todo, qué puedes hacer para que eso no vuelva a pasar.
1. ¿Lavar el arroz? Siempre
Antes de ponerlo al fuego, lávalo bien. ¿Por qué? Porque el arroz crudo suelta almidón, y si no lo enjuagas, ese almidón actúa como pegamento: los granos se pegan y el arroz queda pastoso. Lávalo varias veces hasta que el agua salga clara. Notarás la diferencia en la textura desde la primera vez.
2. La proporción de agua, clave del éxito
Un error muy común es pasarse con el agua. Para el arroz blanco de toda la vida, lo ideal es usar 2 partes de agua por cada parte de arroz. Eso sí, según el tipo de arroz o el tipo de olla, puede variar un poco. Las ollas con fondo fino, por ejemplo, necesitan más atención porque el arroz se cocina más rápido por abajo.
3. Dale sabor desde el principio
Otro truco infalible de siempre: sofreír el arroz con un poco de aceite (o manteca), junto con ajo o cebolla, antes de añadir el agua. Este paso ayuda a sellar los granos y reduce la liberación de almidón, además de dar un sabor riquísimo al arroz. Si te saltas este paso, el resultado será un arroz más soso y apelmazado.
4. ¡No lo remuevas mientras se cocina!
Es tentador, lo sé, pero remover el arroz mientras se cuece rompe los granos y suelta más almidón… Resultado: arroz pegajoso. Una vez que el agua hierve y tapas la olla, olvídate del arroz hasta que esté hecho.
5. Déjalo reposar antes de servir
Una vez apagado el fuego, deja reposar el arroz con la olla tapada unos 5 minutos. Ese tiempo permite que el vapor termine de hacer su trabajo y que los granos se asienten. Así tendrás un arroz suelto y esponjoso, como los de antes.
Ahora que lo sabes
Cocinar un buen arroz no es magia, es técnica. Lávalo bien, controla el agua, no lo remuevas y déjalo reposar. Estos pequeños gestos, heredados de quienes cocinaban con mimo y sin prisas, marcan la diferencia. Pruébalos y verás cómo tu arroz mejora… sin complicaciones.

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