Hambre y estornudos: ¿existe realmente una relación? La ciencia responde

miércoles 25 junio 2025 12:36 - Eva Alberghetti
Hambre y estornudos: ¿existe realmente una relación? La ciencia responde

¿Alguna vez te ha pasado que, justo cuando ibas a comer o tenías mucha hambre, te ha dado por estornudar? Si la respuesta es sí, que sepas que no eres el único. Aunque pueda parecer una simple coincidencia, hay indicios que apuntan a que podría existir una relación entre el hambre y el estornudo.

En este artículo repasamos las principales hipótesis que tratan de explicar este fenómeno. Para ello, haremos un pequeño recorrido por los nervios craneales, los reflejos involuntarios y algunas curiosidades y anécdotas científicas bastante interesantes.


El nervio vago: un posible punto de conexión

Una de las explicaciones más interesantes tiene que ver con el nervio vago. Se trata de una especie de autopista neuronal que conecta el cerebro con varios órganos internos, como:

  • estómago
  • intestino
  • corazón
  • pulmones
  • laringe y vías respiratorias

El nervio vago regula tanto la digestión como los latidos del corazón, pero también interviene en el reflejo del estornudo. Según algunas teorías, cuando el estómago envía señales de hambre, puede producirse una superposición con las señales de estornudo. Esta "diafonía"entre nervios podría explicar por qué algunas personas estornudan cuando tienen hambre. Una teoría fascinante con sólidos fundamentos neurofisiológicos, aunque todavía se necesita confirmación científica.


El nervio vago participa tanto en la digestión como en el control del ritmo cardíaco, y también está implicado en el reflejo del estornudo. Algunas teorías apuntan a que, cuando el estómago manda señales de hambre, estas podrían interferir o “mezclarse” con las que activan el estornudo. Este cruce de señales entre nervios explicaría por qué algunas personas estornudan cuando tienen el estómago vacío. Una teoría fascinante con sólidos fundamentos neurofisiológicos, aunque todavía se necesita confirmación científica.

Mayor sensibilidad y deshidratación: otros factores que podrían influir

Otra posible explicación se centra en cómo reacciona el cuerpo cuando llevamos muchas horas sin comer. En esos momentos, podemos estar más sensibles a estímulos que normalmente pasarían desapercibidos, como una ligera irritación en la nariz.

Además, la sensación de hambre suele ir acompañada de una menor hidratación, sobre todo si hemos saltado alguna comida o no hemos bebido suficiente durante el día. Esa deshidratación puede resecar las mucosas nasales y hacer que reaccionen más intensamente, lo que aumentaría las probabilidades de estornudar.

En resumen, el hambre puede intensificar:

  • la actividad del sistema nervioso autónomo
  • la sensibilidad de las mucosas nasales
  • la frecuencia de ciertos reflejos involuntarios (como el estornudo)

Reflejos raros, pero reales: no estás solo

No sería la primera vez que un reflejo aparentemente extraño llama la atención de la ciencia. Aquí van dos ejemplos conocidos:

  • Estornudo fótico (reflejo ACHOO): hay personas que estornudan al pasar repentinamente de un lugar oscuro a una luz intensa, como la del sol. Afecta a entre el 10 y el 35 % de la población.
  • Estornudo postprandial: menos conocido, pero también real. Algunas personas estornudan justo después de comer, sin que haya alergias ni irritación de por medio.

Estos casos muestran lo complejo (y sorprendente) que puede ser el cuerpo humano, con reflejos que a veces escapan de lo común.

¿Coincidencia o algo más? Lo que dice la ciencia hoy

De momento, no hay estudios concluyentes que demuestren un vínculo directo entre la sensación de hambre y el estornudo. Pero es un campo poco explorado, y algunos datos anecdóticos y observaciones clínicas apuntan a que podría merecer más atención.

Según una revisión publicada por el National Institutes of Health, el nervio vago tiene conexiones muy complejas entre el sistema digestivo y el respiratori o. Esa red compartida podría ser el origen de algunos de estos reflejos cruzados.

¿Qué puedes hacer si te pasa?

Si notas que sueles estornudar cuando tienes hambre, puedes probar algunos gestos sencillos:

  • Bebe un vaso de agua: así mantienes hidratadas las mucosas nasales
  • Toma un tentempié ligero: para calmar la sensación de hambre
  • Apunta cuándo te ocurre: puede ayudarte a detectar si hay un patrón repetido.

Conclusión: tu cuerpo se comunica… ¡también con un estornudo!

La posible relación entre hambre y estornudos puede parecer un detalle curioso, pero pone de relieve lo conectados que están los distintos sistemas del cuerpo. Aunque la ciencia aún no ha llegado a una conclusión definitiva, sí sabemos que el cerebro, el estómago y la nariz hablan entre ellos más de lo que imaginamos.

Así que no, no eres una persona rara. Simplemente tienes un sistema nervioso... algo original :)

¿Y tú? ¿Has estornudado alguna vez con el estómago vacío?

Aunque parezca inusual, cada vez más personas cuentan experiencias similares. Y la ciencia empieza a preguntarse si hay algo más detrás de este fenómeno. ¿Te ha pasado? Compártelo en los comentarios: tu historia puede ayudar a otros (¡y dar más pistas a los científicos!).

Fuentes:

Clinical Anatomy, 1995

Institutos Nacionales de Salud

NIH - Anatomía y función del nervio vago, 2022

Eva AlberghettiEva Alberghetti
En Petitchef, me sumergí inmediatamente en este mundo de recetas y artículos. Con mi pasión por la cocina (sobre todo la repostería) y mi imaginación un poco desbocada, cada día me embarco en nuevas experiencias. A veces cometo algunos errores tontos (¡la distracción nunca está lejos!), pero a veces también consigo sorprenderme a mí misma... ¡en el buen sentido!

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