Detectan el parásito de la toxoplasmosis en una de cada 25 ensaladas de bolsa

Friday 20 June 2025 09:43 - Patricia González
Detectan el parásito de la toxoplasmosis en una de cada 25 ensaladas de bolsa

Las ensaladas listas para comer llegaron para hacernos la vida más fácil: abres la bolsa, sirves, aliñas… y listo. Pero un reciente estudio europeo nos recuerda que, en cuestiones de seguridad alimentaria, la comodidad puede tener un precio. ¿Sabías que 1 de cada 25 bolsas podría contener un parásito potencialmente peligroso?

Puede que no lo veas, ni lo huelas, ni lo notes al primer bocado. Pero ahí está. Toxoplasma gondii, el protozoo causante de la toxoplasmosis, se ha colado en algunas de esas bolsas que reposan en tu nevera. ¿Y lo peor? Vienen etiquetadas como “listas para consumir”.


Lo que no se ve, también se come

Este hallazgo no es una sospecha aislada, sino el resultado de la investigación más extensa realizada hasta la fecha en Europa sobre este tema. El estudio, financiado por la Unión Europea y liderado por científicos españoles, fue publicado en la revista Eurosurveillance del ECDC. En total, se analizaron 3.293 bolsas de ensalada procedentes de diez países europeos, y un 4,1 % de ellas dio positivo en ooquistes del parásito Toxoplasma gondii. Es decir, una de cada 25.

El Reino Unido encabeza la lista con el 16 % de muestras contaminadas, mientras que Noruega y República Checa apenas registraron casos. En España, el dato coincide con la media: 4,1 %.

Una etiqueta no garantiza seguridad

El problema no es solo la presencia del parásito, sino la falsa sensación de seguridad. Que un producto esté lavado industrialmente no significa que esté libre de riesgo. De hecho, los propios investigadores reconocen que no pueden determinar si los ooquistes detectados están activos o no. Y basta uno solo, viable, para provocar una infección.

Entonces, ¿es suficiente confiar en la etiqueta de “listo para consumir”? La ciencia dice que no.

¿Cuáles son los daños para la salud?

No se trata de sembrar el pánico, pero sí de ser realistas. Aunque en personas sanas la infección por Toxoplasma gondii suele ser leve o incluso pasar completamente desapercibida, con síntomas parecidos a los de una gripe suave, como febrícula o cansancio, el riesgo real aparece en el caso de las embarazadas y de quienes tienen el sistema inmunitario debilitado.

En mujeres embarazadas sin inmunidad previa, el parásito puede atravesar la placenta y afectar gravemente al desarrollo del feto: malformaciones, daños neurológicos o cerebrales, problemas de visión, incluso aborto espontáneo.

En personas inmunodeprimidas, como pacientes oncológicos o trasplantados, el parásito puede reactivarse y provocar daños en órganos vitales.

Lo más inquietante es que todo puede empezar con algo tan simple como una ensalada mal lavada.

Precauciones útiles, pero no infalibles

Algunas precauciones pueden ayudar a reducir el riesgo, pero conviene dejar claro que no son infalibles, sobre todo cuando hablamos de grupos vulnerables como las embarazadas. Los ooquistes del Toxoplasma gondii son especialmente resistentes: sobreviven al lavado doméstico, al agua clorada y, en muchos casos, incluso a los procesos industriales. Por eso, desde un punto de vista técnico, la única forma realmente segura de evitar el contagio a través de ensaladas crudas es no consumirlas durante el embarazo si no han sido sometidas a un tratamiento que garantice la inactivación del parásito.

Aun así, en el contexto general, sí hay hábitos que pueden contribuir a reducir el riesgo:

  • Lávalas en casa, aunque vengan etiquetadas como “listas para consumir”: usa agua abundante y frótalas con cuidado.
  • Mantén la cadena de frío desde el supermercado hasta tu frigorífico.
  • Consulta la fecha de consumo preferente y evita consumir el producto si presenta hojas dañadas, olor extraño o líquido turbio.

Y, si estás embarazada o inmunodeprimida, lo más seguro es evitar el consumo de vegetales crudos, salvo que puedas verificar que han sido higienizados con garantías específicas (por ejemplo, mediante tratamientos térmicos o productos desinfectantes validados).

Comer sano también implica comer con conocimiento

El auge de los alimentos saludables, frescos y ecológicos ha sido positivo en muchos aspectos. Pero si no va acompañado de una “cultura de seguridad alimentaria”, puede generar riesgos innecesarios. No basta con elegir bien el producto: hay que saber cómo manipularlo y en qué ocasiones no consumirlo.

¿Y tú?

¿Sueles consumir bolsas de ensaladas? ¿Acostumbras a lavarlas ensaladas antes de servirlas pese a su etiqueta "listas para consumir"? ¿Cambiarás tus hábitos tras conocer la conclusión de este estudio?

Nos interesa saber cómo vives tú estas decisiones cotidianas. Cuéntanos en los comentarios o comparte tu experiencia con quienes, como tú, quieren comer bien… sin comprometer su salud.

Patricia GonzálezPatricia González
Apasionada por la cocina y el buen comer, mi vida se mueve entre palabras bien escogidas y cucharas de madera. Responsable pero despistada. Periodista y redactora con años de experiencia, encontré mi rincón ideal en Francia, donde trabajo como redactora para Petitchef. Me encantan el Bœuf bourguignon pero echo de menos el salmorejo de mi madre. Aquí combino mi amor por la escritura y los sabores suculentos para servir recetas e historias sobre cocina que espero te inspiren. La tortilla, me gusta con cebolla y poco hecha : )

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