¿Te cuesta ir al baño cuando viajas? Esto es lo que puedes hacer
Maleta hecha, rumbo al paraíso… y tu intestino decide tomarse vacaciones también. El estreñimiento del viajero es más común de lo que parece y puede arruinarte el descanso. Por suerte, hay formas de esquivarlo sin renunciar al placer de comer. Estas son las que de verdad funcionan para seguir el ritmo… también por dentro.
Hay cosas que uno no se explica hasta que le pasan. Como por qué, en cuanto haces la maleta y sales de casa, tu intestino decide tomarse vacaciones por su cuenta. Da igual que estés en una casa rural de ensueño o en un hotel con desayuno buffet y vistas al mar: el vientre se pone en huelga. No es grave, claro, pero tampoco cómodo. Te presentamos al estreñimiento del viajero, esa molestia tan veraniega como la rozadura de las chanclas o las picaduras de mosquito. Veamos qué es, por qué ocurre y qué podemos hacer para solucionarlo.
¿Qué es exactamente el estreñimiento del viajero?
Es, básicamente, lo que pasa cuando tu intestino dice “yo por aquí no paso”. Técnicamente, se trata de una alteración funcional del tránsito intestinal causada por los cambios de rutina que se dan al viajar. Puede aparecer al segundo día de vacaciones o incluso desde la primera noche en un entorno nuevo. La sensación es conocida: el reflejo de ir al baño desaparece, el abdomen se hincha, y lo que debería ser descanso se convierte en una pesadez que acompaña a todas partes. Afortunadamente, no suele ser grave y tiene solución.
¿Por qué ocurre?
- Cambio de horarios: El intestino también es de costumbres. Si comes a otras horas y te levantas más tarde, es normal que se "desoriente".
- Alteraciones en la dieta: Pasar de tu desayuno habitual a uno de croissants, embutidos y cafés dobles tiene consecuencias.
- Falta de fibra: La fruta, la verdura o los cereales integrales suelen desaparecer misteriosamente en las comidas de chiringuito o del buffet libre.
- Deshidratación: Viajar, especialmente en verano, favorece la pérdida de líquidos. Y sin agua, las heces se endurecen.
- Sedentarismo: Sí, caminas por el paseo marítimo. Pero pasar muchas horas en coche, tren o tumbona también le pasa factura al intestino.
- El factor mental: El estrés de organizar un viaje, dormir en otra cama o compartir baño con primos o suegros tampoco ayuda a “relajarse”.
¿Qué hacer cuando viajar altera tu ritmo intestinal?
Cuidar el tránsito intestinal en vacaciones no implica renunciar al placer de comer. Basta con adaptar los hábitos al nuevo contexto y escuchar al cuerpo. Como al tomar el sol o hidratarse, pequeños gestos pueden marcar la diferencia sin salirte de esa lógica mediterránea de comer bien, sin prisa y con sentido.
1. Empieza el día con algo más que café
El intestino responde mejor cuando se activa con regularidad, y el desayuno es una buena oportunidad para hacerlo. Una combinación de frutas ricas en fibra (kiwi, ciruelas, higos o manzana), pan integral, aceite de oliva virgen extra y una bebida caliente (café o infusión) favorece el movimiento intestinal.
2. No abandones la verdura
La fibra dietética, especialmente la insoluble presente en vegetales crudos, contribuye a mantener el tránsito. Ensaladas de tomate, pepino, zanahoria, hojas verdes o maíz no solo refrescan, sino que aportan volumen y agua al bolo fecal, lo que facilita la evacuación.
3. Hidratación adecuada (y constante)
Una hidratación insuficiente puede endurecer las heces y dificultar el tránsito. Beber agua a lo largo del día, incluso cuando no hay sensación de sed, es esencial, especialmente con calor. Como referencia general, se recomienda un mínimo de 1,5 a 2 litros diarios, ajustando según actividad física y temperatura ambiente.
4. Introduce fermentos de forma habitual
Los alimentos fermentados, como el yogur natural sin azúcar, el kéfir o pequeñas cantidades de encurtidos, pueden favorecer el equilibrio de la microbiota intestinal y mejorar la salud digestiva.
5. Mantén un mínimo de actividad física
El sedentarismo prolongado, especialmente durante viajes largos, puede afectar negativamente al tránsito intestinal. Caminar después de las comidas, nadar o incluso moverse con cierta regularidad a lo largo del día estimula el peristaltismo y favorece la regularidad.
6. Reduce los alimentos que dificultan la digestión
Algunos productos, como embutidos, quesos curados, fritos, rebozados o ultraprocesados ricos en grasas y azúcares, tienden a enlentecer la digestión y, en exceso, pueden favorecer el estreñimiento.
7. Infusiones digestivas y soluciones puntuales
Infusiones de manzanilla, anís verde o menta pueden tener un efecto relajante sobre el sistema digestivo. En casos puntuales, plantas con efecto laxante suave como el sen pueden utilizarse, siempre con moderación y sin convertirlas en un recurso habitual.
Ante un estreñimiento persistente o molesto, lo más recomendable es consultar con un profesional sanitario antes de recurrir a suplementos o productos específicos.
Y tú, ¿cómo lo llevas cuando sales de casa?
Una cosa es hacer la maleta, y otra muy distinta que el cuerpo se ponga en modo vacaciones. ¿Eres de los que notan el parón nada más cambiar de rutina? ¿Tienes algún truco infalible para mantenerte regular aunque cambien los horarios y los menús? Cuéntanos: quizá tu forma de cuidarte sea justo lo que otra lectora necesita para viajar (y digerir) con más ligereza.
Patricia González
Comentarios
Marlen Salgado
Me encanta Petitchef.