El gran error al cocinar arroz integral: ¡y cómo solucionarlo!

El arroz integral es la opción más nutritiva, lleno de fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio y el fósforo. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, muchas personas cometen errores al prepararlo, lo que resulta en un arroz duro, seco o difícil de digerir.
La clave no está en la olla, sino en un detalle sencillo que casi nadie sigue correctamente.
El error: no remojar el arroz integral antes de cocinarlo
Uno de los errores más comunes es saltarse el paso del remojo, es decir, no dejar el arroz integral en agua durante unas horas o toda la noche.
El arroz integral contiene ácido fítico, una sustancia natural que se encuentra en el salvado (la capa exterior del grano), y que tiene varios efectos negativos:
- Puede dificultar la digestión.
- Complica la absorción de minerales esenciales como el hierro, el zinc y el calcio.
- Alarga el tiempo de cocción, haciéndola menos eficiente.
Según la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, el remojo ayuda a reducir el ácido fítico y a ablandar las fibras, haciendo que el arroz integral sea más nutritivo y fácil de digerir.
Cómo hacerlo bien:
- Deja en remojo durante al menos 8 horas (o toda la noche):
Cubre el arroz con el doble de agua y guárdalo en la nevera o en un lugar fresco. Para ayudar a descomponer el ácido fítico, puedes añadir una cucharada de vinagre o limón al agua.
- Descarta el agua de remojo antes de cocinarlo:
Este agua puede contener residuos y antinutrientes liberados durante el remojo.
- Cocina con agua fresca:
El tiempo de cocción será mucho más corto (unos 20-25 minutos) y el arroz quedará más suave, suelto y, lo más importante, mucho más fácil de digerir.
Consejo extra:
El arroz integral mal cocido es una de las principales causas de gases, hinchazón y sensación de "pesadez" en el estómago, incluso en dietas saludables. Si lo cocinas correctamente, evitarás estos efectos.
¿Lo has preparado bien?
Si alguna vez has pensado que no te gusta el arroz integral, es posible que nunca lo hayas cocinado de la manera adecuada.
El truco no está en las especias ni en técnicas complicadas, sino en la paciencia de un buen remojo. Tu estómago (y tu cuchara) te lo agradecerán.
Puede que también le interese:
