Cómo sobrevivir a un buffet libre sin remordimientos ni empacho

jueves 17 julio 2025 11:10 - Patricia González
Cómo sobrevivir a un buffet libre sin remordimientos ni empacho

La promesa del buffet libre es tentadora: puedes comer todo lo que quieras. Y, claro, lo hacemos. Comida sin límite, variedad infinita y el placer de servirse lo que uno quiere, cuando quiere. Un paraíso. Pero lo que empieza como una fiesta del paladar acaba, en la mayoría de las ocasiones, con una mezcla caótica de alimentos en nuestros platos: elecciones poco (o nada) equilibradas, atracones y, muchas veces, empacho, sudores fríos y la promesa (falsa) de “mañana solo ensalada”.

Un buffet libre no tiene por qué ser el preludio de una digestión infernal, si sabes cómo moverte. Y no, no hace falta ir con la calculadora calórica: con un poco de sentido común y algo de estrategia, se puede salir ileso. Satisfecho, incluso feliz. No se trata de prohibirse nada, sino de comer con criterio y no como respuesta a la euforia del “todo incluido”.


Da una vuelta antes de lanzarte como si lo fueran a cerrar

No seas ansias. Ni cometas el primer error: ver los canelones y abalanzarse. Ni el segundo: llegar al final del recorrido con el plato ya lleno. Lo adecuado es darte una vuelta de reconocimiento sin servirte nada. Mira primero, estudia la oferta, decide después. Planificar con la vista antes de llenar el plato es una forma de tomar decisiones más conscientes y menos impulsivas.

Empieza por lo verde

Y con empezar con lo verde no nos referimos a esconder la loncha de bacon con huevo frito bajo una hoja de lechuga. Sabemos que las verduras no son lo que más nos tienta en un buffet. Pero si empiezas por ahí, te sacias antes con pocas calorías, comes fibra, haces hueco a lo que de verdad te apetece y frenas esa ansiedad de probarte a ti mismo cuánta lasaña cabe en tu cuerpo.

Eso sí, ojito: evita los falsos “ligeros”, como ensaladas con mucha mayonesa, picatostes de pan frito, quesos grasos o bacon.

Elige una sola proteína y un acompañamiento principal

Poner chuletas, paella, croquetas y fingers de pollo en el mismo plato no es eclecticismo gastronómico: es caos. Escoge un plato principal y su guarnición; por ejemplo, un pescado al horno acompañado de unas patatas panadera. Luego, si te quedas con hambre (pista: probablemente no lo harás), ya repetirás.

Cuidado con el pan, las salsas y los fritos

El pan es tentador, lo sabemos. Pero si ya llevas arroz, pasta o empanada, no lo necesitas. Ya tienes suficiente carbohidrato. Las salsas espesas y los fritos chorreantes suelen ser los alimentos más apetecibles... y uno de los más indigestos. Limítalos o resérvalos como capricho puntual.

El postre no es obligatorio. Pero si vas a "pecar", peca con sentido común

Una pieza de fruta o un yogur natural pueden ser suficientes. Pero si realmente te apetece un dulce, coge el que más te guste y cómetelo con gusto. No hace falta servirte seis “para probar”. No llenes el plato con “un poquito de todo”. Es preferible disfrutar conscientemente un pastel que terminar cinco cucharadas de postres diferentes sin prestar atención.

Ojo con las bebidas

Refrescos, zumos industriales disfrazados de “naturales” o incluso cervezas en exceso pueden aportar más calorías que un segundo plato. Mejor agua. Y si optas por otra cosa, hazlo como decisión y no por inercia. Recuerda: Lo que bebes también cuenta, aunque no lo mastiques.

Come lento, escucha tu saciedad

No estás “perdiendo dinero” si sales sin haber probado los 14 tipos de croquetas. El mensaje de “ya que está pagado, hay que comer de todo” es el gran enemigo del bienestar digestivo. Si comes lento, masticas, conversas y escuchas a tu estómago, te sentirás mejor. Es clave para no terminar la comida con sensación de empacho o culpabilidad.

Un buffet es para disfrutar, no para castigar al cuerpo

Puedes salir feliz, satisfecho y sin tener que desabrocharte discretamente el botón del pantalón. Solo hace falta no confundir libertad con libertinaje gastronómico. Come con ganas, sí, pero también con cabeza. Lo saludable no está reñido con el placer.

Porque sí: se puede disfrutar de un buffet sin acabar pidiendo una manzanilla y jurando no repetir. ¿Y tú? ¿Tienes algún truco infalible para sobrevivir al “todo incluido”? Cuéntanos cómo lo haces.

Patricia GonzálezPatricia González
Apasionada por la cocina y el buen comer, mi vida se mueve entre palabras bien escogidas y cucharas de madera. Responsable pero despistada. Periodista y redactora con años de experiencia, encontré mi rincón ideal en Francia, donde trabajo como redactora para Petitchef. Me encantan el Bœuf bourguignon pero echo de menos el salmorejo de mi madre. Aquí combino mi amor por la escritura y los sabores suculentos para servir recetas e historias sobre cocina que espero te inspiren. La tortilla, me gusta con cebolla y poco hecha : )

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