El plato perfecto para cada emoción: cocinar para sentirse bien

sábado 1 noviembre 2025 09:00 - Eva Alberghetti
El plato perfecto para cada emoción: cocinar para sentirse bien

La comida es mucho más que alimento. Es refugio, consuelo, recuerdo. Todos hemos sentido cómo el cuerpo pide algo distinto según el ánimo del día: un guiso lento cuando pesa el desánimo, una ensalada fresca cuando todo parece ir bien, una masa que se trabaja con las manos cuando la cabeza no para. Esa conexión entre emoción y cocina tiene nombre: cocina emocional.

Cocinar según lo que sentimos es, en realidad, una forma de escucharse y cuidarse.


Cuando estás triste: busca platos calentitos y reconfortantes.

El calor ayuda a amortiguar la tristeza, también en la comida. En los días grises, un plato sencillo y bien hecho puede hacer más de lo que parece. A veces basta el calor de un guiso o el olor del pan recién hecho para que el día parezca menos gris.

Ideas que funcionan:

  • Pasta al horno gratinada
  • Puré de patatas con mantequilla
  • Crema de coliflor y pistacho
  • Caldo de pollo con verduras
  • Chocolate caliente con nata montada

Por qué ayuda:

Los hidratos de carbono complejos favorecen la producción de serotonina, la llamada hormona del bienestar. Y el calor, unido a la cremosidad, relaja el sistema nervioso. Una combinación donde los sentidos y la memoria trabajan juntos para generar calma.

*El comfort food puede aliviar el malestar momentáneo, pero no sustituye descanso ni apoyo emocional o profesional.

Cuando estás feliz: cocina ligera y llena de color

La alegría pide movimiento, frescura y un toque de juego. En los días luminosos apetece probar, mezclar, compartir.

Platos que contagian energía:

  • Tortilla de patatas recién hecha
  • Ensalada de tomate y ventresca.
  • Tostas con jamón, aguacate o queso fresco
  • Bizcocho casero o magdalenas
  • Gazpacho o salmorejo
  • Poke Bowl
  • Quesadillas de pollo y aguacate

Por qué funciona:

Cuando estamos felices, el cerebro libera dopamina, que abre el apetito por lo nuevo. Colores, contrastes y texturas distintas estimulan los sentidos y refuerzan esa sensación de plenitud. Comer se convierte, otra vez, en un pequeño festejo.

Cuando estás enfadado: platos fuertes, picantes, cocina con carácter

La rabia también puede tener su espacio en la cocina. Cortar, amasar o remover con energía ayuda a soltar tensión. Y los platos intensos (picantes, especiados o crujientes) permiten expresar esa energía de otra manera.

Ejemplos:

  • Ramen picante
  • Huevos rotos con chorizo picante
  • Patatas bravas
  • Snacks crujientes
  • Pan amasado a mano
  • Sopas o currys con un punto picante

Por qué ayuda:

El picante activa la producción de endorfinas, las mismas que aparecen al hacer ejercicio. Esa leve sensación de calor y alivio tiene un efecto inmediato: libera, reconcilia, apacigua. Cocinar se vuelve un desahogo útil, casi terapéutico. Además, cocinar con las manos da salida a las emociones.

Cuando te sientes ansiosa: cocina despacio

La ansiedad tiene (muchas veces) que ver con el tiempo: cuando se acelera la mente, conviene frenar el gesto. La cocina lenta (amasar, cortar, remover sin prisa) puede convertirse en un ancla para volver al presente.

Platos que calman:

  • Pan casero o tortas de aceite que puedas amasar con las manos
  • Gnocchi o pasta fresca hecha a mano
  • Galletas moldeadas una a una
  • Croquetas caseras, que obligan a remover la bechamel con calma y esperar el punto justo.

Por qué funciona:

Los movimientos repetidos reducen la activación mental y centran la atención. Cocinar de forma consciente es, al fin y al cabo, una forma de mindfulness doméstico: práctica, tangible y cotidiana.

Bonus: ¿qué cocinar cuando estás enamorado?

El amor transforma la cocina en un gesto de complicidad. Preparar algo juntos (o para alguien) se convierte en una manera de decir “te cuido” sin palabras.

Ideas que enamoran:

  • Pasta casera para dos
  • Tartas de fruta fresca
  • Bombones caseros
  • Tapas caseras o cena de picoteo,

Por qué funciona:

Cocinar y comer juntos activa la oxitocina, la hormona del apego. Pero más allá de la química, lo que cuenta es el tiempo compartido, la conversación, el aroma que queda en el aire. Comer en pareja es una forma sencilla de celebrar el vínculo.

Cerrar el día con una pregunta diferente

Cocinar según el estado de ánimo no es una frivolidad: es una manera de cuidar el cuerpo y la mente al mismo tiempo. La próxima vez que te preguntes “¿qué hago para cenar?”, prueba a empezar por otra: “¿cómo me siento hoy?” La respuesta vendrá sola: quizá sea un plato humeante, quizá una ensalada fría o un bizcocho recién horneado.

Porque una cocina que nace de las emociones no solo alimenta el cuerpo. También reconcilia, acompaña y sana un poco.

Eva AlberghettiEva Alberghetti
En Petitchef, me sumergí inmediatamente en este mundo de recetas y artículos. Con mi pasión por la cocina (sobre todo la repostería) y mi imaginación un poco desbocada, cada día me embarco en nuevas experiencias. A veces cometo algunos errores tontos (¡la distracción nunca está lejos!), pero a veces también consigo sorprenderme a mí misma... ¡en el buen sentido!

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