¿Sabes qué es un alimento ultraprocesado? Un estudio revela que más de la mitad de los españoles no

Friday 6 June 2025 10:24 - Patricia González
¿Sabes qué es un alimento ultraprocesado? Un estudio revela que más de la mitad de los españoles no

Obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Cada uno de estos trastornos se ha relacionado, en mayor o menor medida, con el consumo habitual de alimentos ultraprocesados. Lo han advertido The Lancet, la OMS, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y prácticamente todas las instituciones científicas serias en materia de nutrición. Lo alarmante no es solo que consumamos estos productos de forma habitual, sino que lo hacemos sin saberlo. Literalmente.

Más del 58% de los españoles no sabe qué es un alimento ultraprocesado, según una encuesta del Fruit Juice Science Centre. Y cerca de un tercio ni siquiera conoce el significado del término. Es decir, estamos comprando y comiendo productos que perjudican nuestra salud creyendo, en muchos casos, que son opciones saludables.

La paradoja es evidente: vivimos rodeados de alimentos que se anuncian como “fuente de fibra”, “sin azúcares añadidos” o “ricos en calcio”, y sin embargo, son productos altamente procesados, pobres en nutrientes y diseñados para resultar irresistibles. Comemos lo que se parece a la comida, lo que nos venden como saludable… pero que no lo es.


¿Qué son realmente los alimentos ultraprocesados?

Para entenderlos, hay que mirar más allá del aspecto o el sabor. La clasificación más aceptada es la del sistema NOVA, desarrollado por investigadores brasileños y respaldado por la Organización Panamericana de la Salud. Este sistema distingue los alimentos según su grado de procesamiento y coloca en el último nivel a los ultraprocesados: productos fabricados industrialmente a partir de ingredientes refinados, con poco o ningún alimento entero en su composición.

No se trata solo de precocinados o snacks, sino también de bebidas vegetales, yogures azucarados, panes industriales, cereales “de desayuno”, carnes reconstituidas, barritas energéticas y hasta algunas sopas y caldos listos para consumir. Suelen contener azúcares añadidos, grasas refinadas, almidones modificados, emulsionantes, conservantes y otros aditivos cuyo propósito no es nutrir, sino mejorar el sabor, la textura y la durabilidad.

El resultado es un producto diseñado para ser hiperpalatable, adictivo y rentable, pero profundamente desconectado del alimento original.

La ignorancia no es inocente

Que más de la mitad de los españoles no sepa identificar un ultraprocesado no es un simple dato anecdótico: es un reflejo de cómo el marketing y la desinformación han ganado terreno frente a la educación nutricional.

La mayoría de los consumidores no distingue entre una galleta “digestiva” y una pieza de fruta. Se cree que un yogur bebible es adecuado para el desayuno infantil o que un zumo envasado equivale a una ración de fruta. Según el mismo estudio del FJSC, un 30% de los encuestados no solo ignora qué productos son ultraprocesados, sino que ni siquiera conoce el significado del término.

Este desconocimiento crea una falsa sensación de elección saludable que tiene consecuencias reales: la obesidad infantil se ha disparado en la última década, y España ya se sitúa entre los países con mayor consumo de ultraprocesados de Europa, según datos de la revista The Lancet Public Health y de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

Lo que dice la ciencia

El consumo frecuente de ultraprocesados se asocia con mayor riesgo de obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, síndrome metabólico y ciertos tipos de cáncer, según estudios de BMJ, The Lancet y la OMS.

Una investigación en Francia con más de 100.000 personas concluyó que un 10% más de ultraprocesados en la dieta eleva un 14% el riesgo de mortalidad. No solo por lo que contienen, sino por lo que sustituyen: frutas, verduras, legumbres o cereales integrales.

Como advierte el nutricionista Carlos Ríos, “que lo puedas comer no significa que sea comida”. Recomienda limitar estos productos a menos del 10% de la dieta y priorizar “comida real: frutas, verduras, legumbres, huevos, carnes no procesadas, frutos secos, cereales integrales”.

¿Es esto comida… o solo se le parece?

Aprender a leer etiquetas, desconfiar de los reclamos llamativos, cocinar más en casa y priorizar alimentos frescos es la mejor defensa frente a un entorno diseñado para seducirnos con opciones rápidas, baratas y peligrosamente adictivas.

La batalla contra los ultraprocesados no es solo una cuestión de salud personal, sino de salud pública. Y empieza con una pregunta sencilla: ¿es esto comida… o solo se le parece?


Patricia GonzálezPatricia González
Apasionada por la cocina y el buen comer, mi vida se mueve entre palabras bien escogidas y cucharas de madera. Responsable pero despistada. Periodista y redactora con años de experiencia, encontré mi rincón ideal en Francia, donde trabajo como redactora para Petitchef. Me encantan el Bœuf bourguignon pero echo de menos el salmorejo de mi madre. Aquí combino mi amor por la escritura y los sabores suculentos para servir recetas e historias sobre cocina que espero te inspiren. La tortilla, me gusta con cebolla y poco hecha : )