¡Oh no! he perdido el gusto!

Pocas cosas hay tan frustrantes e incómodas que estar ante un delicioso plato de pasta con un flagrante olor a salsa pesto y una pinta estupenda y al saborear el primer bocado comprobar que ningún sabor se despierta en tu paladar. La comida sabrosa está ahí, en tu boca, pero tú no percibes nada, ningún sabor. Si cierras los ojos no podrías distinguir si se trata de un alimento u otro. Este fenómeno tiene un nombre, ageusia, y aunque el término nos resulte desconocido es harto probable que lo hayas padecido en alguna ocasión.

Las personas podemos degustar los alimentos debido a unas células que se encuentran en las papilas gustativas de la lengua, el paladar y en la garganta. Con ellas podemos distinguir entre el ácido, el salado, el amargo, el dulce y el umami.

La pérdida parcial o completa del gusto se conoce como ageusia, y no distingue de sexo ni discrimina por edad. Al igual que al envejecer se va deteriorando la capacidad visual, al cumplir años vamos perdiendo algunas de las 10.000 papilas gustativas con las que nacemos. Aunque el sentido del gusto no llegue a desaparecer por completo perdemos cierta capacidad gustativa. La ageusia sin embargo puede irrumpir en nuestras vidas independientemente de la edad y puede ser parcial y por un periodo breve (como cuando sufrimos un resfriado) pero puede ser de por vida.