No me sube el hojaldre ¿qué estoy haciendo mal?

La masa de hojaldre, ese gran imprescindible en cocina, es el sueño (y la pesadilla) de muchos amantes de la repostería y el buen hacer en los fogones. Dulce o salado, en aperitivos, platos principales, dulces o postres, sus delicadas capas crujientes son la quintaesencia del placer. Pero ¿qué ocurre cuando la expectativa se convierte en frustración? Esa torre etérea que debería elevarse como por arte de magia no sube y se queda plana y poco crujiente. ¿El culpable? Podría estar en tu nevera, en tus manos o incluso en un descuido insignificante.

Entender por qué sube el hojaldre es el primer paso para dominarlo. Esta masa laminada se basa en un principio sencillo pero exigente: la alternancia de finas capas de grasa y harina. Al hornearla, la mantequilla, que debe estar fría pero maleable, se derrite y libera vapor. Este vapor, atrapado entre las láminas, se expande y "empuja" las capas hacia arriba. Sin embargo, para que la magia ocurra, todo debe ser perfecto: la temperatura, la manipulación y hasta la humedad del ambiente pueden jugarte malas pasadas.

En este artículo vamos a desgranar los errores más comunes que pueden sabotear tu hojaldre y, lo más importante, cómo evitarlos. Porque, ya sea que trabajes con hojaldre casero o comprado, pequeños descuidos pueden arruinar la experiencia. Así que coge tu rodillo, enfría la mantequilla y prepárate para conseguir un hojaldre bien crujiente e hinchado.