
Aparecen sin previo aviso, muchas veces al despertar, otras en mitad del día, y pueden convertir la rutina de una mujer embarazada en un verdadero suplicio. Las náuseas en el embarazo afectan a más de la mitad de las gestantes y, aunque no suponen un riesgo para el bebé en la mayoría de los casos, sí pueden hacer que cada comida se sienta como un desafío. Para algunas mujeres, el simple olor a café o el del pan tostado puede ser insoportable; para otras, la sensación de mareo va y viene sin un patrón claro, dejándolas a merced de un estómago impredecible.
El origen de estas náuseas no está completamente definido, pero la ciencia apunta a una combinación de cambios hormonales, aumento de la gonadotropina coriónica humana (hCG), niveles elevados de estrógenos y una mayor sensibilidad del aparato digestivo. El problema es que, aunque es una molestia pasajera en la mayoría de los casos, su impacto en la alimentación es innegable. Hay días en los que comer se convierte en una cuestión de prueba y error: lo que ayer sentaba bien, hoy da vueltas en el estómago.
Aquí es donde la comida deja de ser solo una fuente de nutrientes y se convierte en una herramienta para sobrellevar el malestar y mitigar los síntomas. No es cuestión de gustos, sino de química y fisiología.
La alimentación juega un papel fundamental en la gestión de estos síntomas. Elegir los alimentos adecuados y adoptar ciertas estrategias dietéticas puede ayudar a mitigar las náuseas y mejorar el bienestar durante el embarazo. Veamos pues qué alimentos pueden aliviar o empeorar las náuseas.