Nochebuena: la checklist que conviene revisar hoy (antes de que sea tarde)

martes 23 diciembre 2025 13:00 - Daniele Mainieri
Nochebuena: la checklist que conviene revisar hoy (antes de que sea tarde)

Si hoy es 23 de diciembre y estás pensando “todavía hay tiempo”, para un segundo. Es justo así como, en Nochebuena, aparece el clásico problema: falta un ingrediente, el cava no está frío, la mesa se queda a medias o el horno se convierte en un atasco.

Este repaso conviene hacerlo hoy, para evitar agobios mañana, carreras de última hora y compras innecesarias.


1. El menú está bajo control (¿de verdad?)

No se trata de complicarse ni de cambiarlo todo. Se trata de mirar el menú con sinceridad y pensar: “¿esto lo saco yo adelante sin morir en la cocina?”

Comprueba estas tres cosas:

  • Qué platos hay que hacer sí o sí en el último momento.
  • Qué puedes dejar adelantado hoy (caldos, salsas, verduras lavadas y cortadas, postres que reposan).
  • Si el horno está “reservado” para demasiadas cosas a la vez.

Regla de oro: si un plato te da pereza o te pone nervioso tener que hacerlo, quítalo ya o cámbialo por otro. Nadie va a preguntar por él.

2. Checklist de compra esencial (nada de duplicados)

Aquí no se trata de “comprar por si acaso”, sino de comprobar que puedes cocinar lo que has decidido cocinar y que te cuadran las cantidades según los comensales..

Hazlo así (funciona siempre):

  • Anota el número de comensales (y si hay niños, gente que come poco o algún “buen comedor”).
  • Coge el menú y escribe cada receta (aunque sea en una frase).
  • Desglosa ingredientes y cantidades por receta. Si una receta es para 4 y sois 8, lo multiplicas hoy, no mañana con prisas.
  • Marca lo que ya tienes y apunta lo que falta.
  • Revisa que no solo tienes “lo principal”, sino todo lo que permite una mise en place en condiciones. Mejor darse cuenta hoy que pagar más por todo mañana.

Comprueba que tienes (y en cantidad suficiente):

  • Producto principal (pescado, marisco, cordero, cochinillo, aves… lo que toque) + su guarnición.
  • Aromáticos y base de cocina: sal, aceite, vinagre, pimienta, ajo, cebolla, limón/cítricos.
  • Especias y hierbas que pide cada receta (pimentón, comino, canela, laurel, romero, tomillo…).
  • Lácteos y básicos si aparecen en el menú: mantequilla, nata, huevos, queso, caldo.
  • Fondo de despensa que suele fallar cuando peor viene: harina o maicena, azúcar, levadura, pan rallado.
  • Y lo “no comestible” que también cuenta: papel de horno, aluminio, film, bolsas, palillos o hilo de cocina si lo usas.

Para no comprar y gastar demás:

  • Si hay muchos entrantes, ajusta a la baja las cantidades del plato principal.
  • Si el plato estrella es un asado, cuenta con que habrá gente que repita: mejor un poco de margen que quedarte corto.
  • Si vas a servir quesos, embutidos o marisco, piensa en ello como “plato” aunque sea de picoteo: también se calcula.

Idea clave: este repaso no es solo “comprar”, es asegurarte de que mañana podrás cocinar sin interrupciones: ingredientes, cantidades y básicos controlados.

3. ¿Las cantidades son sensatas?

Navidad no significa exagerar. Menos desperdicio = más ahorro (y menos cansancio).

Indicaciones rápidas (orientativas):

  • Plato principal: calcula una ración sensata y ajusta según si hay entrantes.
  • Entrantes: mejor varios pequeños que uno enorme que ya llena.
  • Guarniciones: máximo dos (una más fresca y otra más contundente suele ser suficiente).

Truco práctico: si hay muchos entrantes, reduce el tamaño del principal. La mesa seguirá pareciendo abundante y se comerá mejor.

4. Mesa y detalles: comprueba que “parece Nochebuena”

No hace falta gastar más. De hecho, lo que suele fallar no es la decoración: es que a última hora te das cuenta de que falta una copa, que el mantel tiene una mancha o que no encuentras la fuente grande.

Antes de que se te eche el tiempo encima, revisa:

  • Mantel limpio (o, si no hay, un apaño digno: un camino de mesa y servilletas bonitas).
  • Servilletas (aunque sean de papel, que no parezca improvisado).
  • Velas o alguna luz: con muy poco cambia el ambiente.
  • Platos y vasos suficientes (incluye los de postre y alguna copa para el brindis).
  • Fuentes y cubiertos de servir: esto es lo que siempre falta cuando ya está todo en la mesa.

Truco fácil: platos blancos + una ramita de romero o laurel (en el centro o en cada plato) y, de repente, la mesa “ya está”.

5. Bebidas y los “clásicos que se olvidan”

Aquí es donde se tropieza con más facilidad, porque no se ve… hasta que se necesita.

Última comprobación:

  • Vino, cava, sidra... alguna bebida para brindar y que esté a buena temperatura.  
  • Agua suficiente (más de la que crees).
  • Algo sin alcohol para quien no bebe o para los niños.
  • Y el hielo. Parece una tontería, pero si falta, se nota.

6. Plan B siempre listo

No es para usarlo. Es para tener esa tranquilidad de “pase lo que pase, salimos”.

Conviene tener a mano:

  • Algo que puedas sacar rápido sin pensar (lo que encaje contigo: una crema, una pasta, unas croquetas del congelador, un buen embutido… lo que te resuelva).
  • Algún dulce o postre de reserva (turrón, helado o un dulce comprado que puedas servir en caso de imprevisto sin tener que encerrarte en la cocina).
  • Pan extra

Repaso final (para dejarlo cerrado hoy)

Antes de cerrar la cocina y ponerte con otra cosa, hazte esta pregunta: ¿podría empezar mañana a cocinar sin tener que salir a comprar nada? Si la respuesta es “sí”, vas bien.

  • Menú manejable: lo que has pensado se puede hacer con el tiempo y el horno que tienes. Si hay un plato que te complica la vida, mejor quitarlo ahora que maldecirlo mañana.
  • Compra revisada de verdad: no solo “el plato principal”. También lo que lo hace posible: aceite, sal, especias, limón, papel de horno, el caldo si lo necesitas… y en cantidad para los que vais a sentaros a la mesa.
  • Preparaciones encaminadas: lo que se puede adelantar hoy, adelantado queda (salsas, caldos, verduras lavadas y cortadas, postres que reposan). Mañana se cocina, no se improvisa.
  • Mesa lista o medio lista: mantel, platos, copas, fuentes, cubiertos de servir. Que no te pille el momento de sentaros buscando “la fuente grande”.
Tranquilidad ganada: si esto está, lo demás sale. Y si algo se tuerce, tienes margen.

Si hoy lo dejas atado, mañana lo vives distinto: con la cocina bajo control y la cabeza en lo importante. Nochebuena no debería empezar con prisas, sino con ese momento en el que te sientas y piensas: “ya está, ahora sí”.
Daniele MainieriDaniele Mainieri
Cada día me sumerjo en el mundo de la cocina, buscando nuevas recetas y sabores para compartir: desde el plato de la abuela hasta las últimas tendencias alimentarias. ¡Llevo más de 10 años trabajando en comunicación alimentaria!

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