El truco infalible para que las galletas no se reblandezcan en el bote

Antes de hablar del truco, conviene entender qué ocurre. Las galletas son productos con muy poca humedad y una textura crujiente que depende, en buena parte, de que se mantengan secas. Pero cuando están expuestas al ambiente, tienden a absorber la humedad del aire, lo que altera su estructura y las vuelve blandas. Incluso si se guardan en un bote cerrado, el aire que queda dentro puede contener suficiente vapor como para que empiecen a perder esa textura con el tiempo.

Opción 1: arroz crudo

El arroz crudo actúa como un deshumidificador natural. Basta con poner un par de cucharadas en una bolsita de tela fina (como gasa o tul), o en un filtro de café de papel, y cerrarlo con una cuerda o goma. Coloca este pequeño saquito dentro del bote, preferiblemente sin que toque directamente las galletas. El arroz absorberá la humedad del aire y ayudará a conservarlas crujientes durante más tiempo.

Consejo extra: si usas arroz aromático, como jazmín o basmati, además aportará un perfume muy agradable al interior del bote.

Opción 2: papel de cocina seco

Otra alternativa práctica: coloca una hoja de papel de cocina doblada en el fondo o en la parte superior del bote. Actuará como una esponja, atrapando la humedad y retrasando ese efecto blando tan indeseado. Eso sí, conviene cambiar el papel cada dos o tres días.

• Deja que se enfríen del todo: Si has hecho las galletas en casa, nunca las guardes calientes. El vapor interno afectará a toda la conservación.
• Usa botes realmente herméticos: Las tapas flojas o los cierres poco firmes solo aceleran el problema.
• Evita abrir el bote constantemente en días húmedos: Cada vez que lo haces, entra vapor nuevo.

Sí, no todo está perdido. Puedes meter las galletas blandas en el horno precalentado a 180 °C durante 5 a 8 minutos. Eso ayuda a eliminar la humedad acumulada. Después, déjalas enfriar por completo fuera del horno antes de guardarlas de nuevo… y esta vez, con el truco del arroz o el papel.