El toque rústico y elegante que marca la diferencia en Navidad… y que casi todo el mundo pasa por alto
Aroma a bosque, dulzor natural, textura tierna… La castaña no es solo un ingrediente: es una pequeña máquina de recuerdos. Y, sin embargo, mucha gente la sigue reservando para el relleno del pavo o para los marrons glacés, cuando en realidad puede dar brillo a un menú entero. Por eso merece ser la estrella de tu mesa estas fiestas.
Por qué las castañas funcionan tan bien en Navidad
Las castañas nos llevan directamente al invierno, a los platos de cuchara, a las comidas largas que reúnen a todos. Tienen un sabor suave, una textura agradable y encajan con una cantidad sorprendente de ingredientes.
Y, sobre todo, son facilísimas de usar: se pueden comprar frescas, envasadas al vacío o ya cocidas. Es una forma muy práctica de ahorrar tiempo sin renunciar al sabor.
Ideas sencillas para usarla en el menú
En platos salados
- Mezcladas en un relleno para ave o para un asado.
- Añadidas a un salteado de verduras de invierno.
- Aplastadas en un puré para darle más dulzor y cuerpo. S
- alteadas con mantequilla para acompañar carnes.
En postres
- Como crema de castañas para rellenar un tronco navideño o montar vasitos.
- Mezcladas con chocolate para un postre rápido.
- Como “topping” sobre un helado o un bizcocho con fruta. I
- ncluso solas, simplemente calentadas al horno, son un picoteo perfecto para una tarde fría.
Cómo elegirlas y prepararlas bien
Elige castañas pesadas para su tamaño, brillantes y sin agujeritos.
Para cocinarlas, haz un pequeño corte en la piel y luego:
- Horno: 20–25 minutos.
- Agua hirviendo: también 20–25 minutos, según el tamaño.
Pélalas cuando aún estén calientes: la piel sale mucho mejor.
Y si en estas fechas vas justa de tiempo, las versiones envasadas al vacío o en conserva son muy apañadas y, además, se guardan durante bastante tiempo.
Por qué deberías usarlas más a menudo
Las castañas tienen ese punto dulce que suele gustar a todo el mundo, se adaptan a casi cualquier tipo de plato y aportan, de inmediato, una sensación hogareña.
Es un ingrediente sencillo, sí, pero con efecto real en el plato: pones unas castañas donde toca… y lo que parecía “uno más” cambia por completo.
Mirella Mendonça

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