¿Cómo evitar que las patatas se oxiden cuando se pelan?
A veces, por ir con tiempo, acabas haciendo el camino más largo. Como el otro día, que pelé las patatas para la tortilla pensando en adelantar la comida del día siguiente. Las dejé en un bol y seguí con lo mío. Pero cuando volví a la cocina, ya no eran las mismas: estaban grises, apagadas, con manchas oscuras. Como si llevaran días ahí. Esa apariencia limpia y apetecible de patatas recién peladas había desaparecido.
Me pregunté qué había pasado. ¿Se habrían estropeado? ¿Todavía podría usarlas o era mejor tirarlas? Por suerte, averigüé por qué las patatas adquieren ese tono grisáceo y poco apetecible después de pelarlas… y lo mejor es que tiene solución, y no es nada complicada.
¿Por qué se oxidan las patatas peladas?
Lo que ocurre tiene un nombre: oxidación. Y entenderla ayuda a evitar que las patatas peladas pierdan su buena cara antes de tiempo. En cuanto le quitas la piel a una patata, expones su interior al aire. Y eso activa una reacción natural: unas enzimas llamadas polifenoloxidasas entran en contacto con el oxígeno y provocan el oscurecimiento de su superficie.
No es algo peligroso ni afecta a la seguridad del alimento, pero sí lo hace menos apetecible. Y cuando esa patata va a ser la base de una ensaladilla rusa, una tortilla de patatas o unas papas aliñás, el color importa.
¿Entonces hay que pelarlas justo antes de cocinarlas?
En un mundo ideal, sí. Pero no siempre tenemos ese margen. A veces necesitamos dejar cosas preparadas el día anterior, adelantar pasos o tenerlo todo listo para no ir con prisas. La buena noticia es que puedes hacerlo sin que las patatas se echen a perder visualmente. Solo necesitas aplicar este truco básico.
El truco que sí funciona
Sumérgelas en agua fría y guárdalas en la nevera. Así de simple. Nada más pelarlas, colócalas en un bol con agua fría y mételo en el frigorífico. Este gesto tan fácil bloquea el contacto con el aire y frena la reacción de oxidación.
- Si dejas las patatas enteras y peladas, pueden aguantar varios días sin problema.
- Si ya están cortadas, lo ideal es usarlas en un plazo de 24 a 48 horas. Y en este caso, conviene cambiar el agua una o dos veces al día para mantenerlas frescas y evitar que se carguen de olores.
Este pequeño hábito me ha salvado más de una comida: para tener listas las patatas de una tortilla en un día de prisas, para adelantar la base de una ensaladilla cuando tengo invitados, o simplemente para organizarme mejor la semana.
Si pelas las patatas con antelación, sumérgelas en agua fría y guárdalas en la nevera. Así evitas que se oscurezcan y no tienes que renunciar a organizarte bien en la cocina. Una solución sencilla y efectiva.
¿También te ha pasado alguna vez? ¿Tienes algún truco que suelas usar para que no se pongan feas? Compártelo en los comentarios ¡No encanta leer vuestras experiencias y consejos!
Patricia González
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