14 consejos para no arruinarte comiendo si eres universitario

Monday 29 September 2025 09:00 - Patricia González
14 consejos para no arruinarte comiendo si eres universitario

Ser estudiante es aprender a convivir con tres asignaturas pendientes: el sueño, el dinero y la nevera medio vacía. Pero que tu cartera parezca un desierto no significa que tengas que comer como un náufrago. La vida universitaria trae consigo independencia, horarios caóticos y la necesidad de alimentarse sin arruinarse. Con un poco de organización, es posible comer variado, rico y barato.

Aquí van 14 consejos para sobrevivir todo el mes sin depender del táper de tu madre ni de los macarrones con ketchup.


1. Planifica (aunque sea en la servilleta del bar)

Improvisar sale caro. Si cada noche, en tu pico de hambruna máxima, bajas al súper a última hora para resolver la cena, acabarás pagando de más y comiendo peor. Un mínimo de planificación y tu estómago (y tu cuenta) lo agradecerán.

Eso sí, hay excepciones. Existe la llamada hora mágica del súper: cuando se acerca el cierre, muchos productos frescos bajan de precio porque caducan pronto. Ir con esa estrategia en mente puede ser un truco de timing que ahorra bastante.

2. Productos de temporada = ganga

La fruta y la verdura de temporada cuestan menos y saben más. En otoño, la calabaza no es solo un adorno de Halloween: podría ser la base de una crema barata y reconfortante. Cuelga en la nevera un calendario de temporada y habrás aprobado media asignatura de comer barato.

3. Cazuela XXL, congelador feliz

Haz un guiso enorme de lentejas o un pollo guisado. Comes hoy, guardas para mañana y congelas para dentro de un mes. Tu yo del futuro lo celebrará como si en el examen hubiera caído el único tema que te habías estudiado.

4. Legumbres en conserva: el Tinder de la cocina barata

Siempre dan match. Abres un bote y en nada tienes un curry de garbanzos, un hummus rápido o un chili con alubias para cenar con amigos. Cuestan poco, llenan mucho, son nutritivas y se llevan bien con casi todo.

5. Pasta y arroz, tus compañeros de piso perfectos

5. Pasta y arroz, tus compañeros de piso perfectos

Son baratos y saciantes. La pasta con tomate y atún está bien dos días; al tercero pide variedad: champiñones con nata, pesto casero o tomates cherry con feta. Con el arroz, lo mismo: a la cubana, un risotto sencillo o un salteado rápido. Siguen costando poco, pero ya parecen cocina adulta.

6. Cocina una vez, presume dos

La boloñesa de hoy es pasta. Mañana puede ser un relleno de burrito. Con un poco de creatividad y cocinando en cantidad, tu nevera parecerá variada… como si hubieras cocinado tres veces cuando en realidad solo fue una.

7. Ultraprocesado = ultracaro

La pizza congelada parece tu amiga, pero termina saliendo cara. Lo mismo pasa con lasañas de microondas, salmorejo de bote o tiras de pollo ya cocinadas: sirven para salir del paso, pero a la larga tu bolsillo lo nota. Una pizza congelada ronda los 4 euros; con pan de pita, tomate y cuatro cosas (o dos) que rescates de la nevera, te montas una casera por menos de 2. ¿Merece la pena o no?

8. Sopas y cremas de verdura ¡grandes aliadas!

Una calabaza, un par de patatas y una batidora, y ya tienes resuelta la cena por muy poco. Lo mejor es que esta fórmula infalible funciona a las mil maravillas con casi cualquier verdura (zanahorias, calabacines, coliflor…). Para rematar el plato (y hacer feliz a Chicote), ponle unos picatostes, unas semillas de girasol o un chorrito de aceite por encima. ¡De diez!

9. Guerra contra el desperdicio

  • Haz magia con las sobras: El arroz triste de ayer puede renacer en un salteado con verduras; el pollo asado, en un bocata de lujo; y las verduras pochas, en una tortilla que parece pensada así desde el principio.
  • Reciclaje gourmet: Lo mismo pasa con el pan duro: se convierte en picatostes para una sopa, en tostadas para desayunar o rallado para empanar. Nada se tira, porque cada euro cuenta. Llámalo reciclaje gourmet o cocina de supervivencia. Y si te faltan ideas, TikTok está lleno de propuestas bajo el hashtag #zerowaste (y en Petitchef también).

10. El congelador, no solo para hacer cubitos de hielo

Pan en rebanadas, hierbas en cubitos de hielo, tuppers con sobras… todo cabe. Piensa en el congelador como en el botón de “guardar partida” de los videojuegos.

11. Mejor (y más barato) si es casero

11. Mejor (y más barato) si es casero

Ese café a 1,50 que te pillas antes de clase sabe igual en un termo hecho en casa… y al mes te ahorras un buen pico. Lo mismo con las cenas: en vez de salir siempre a restaurantes, organiza comidas en el piso y que cada uno aporte algo barato.

12. Apps y folletos: la caza de gangas

Un estudiante con el móvil en la mano no solo revisa memes: también puede cazar ofertas. Descárgate apps de supermercados o echa un ojo a los folletos digitales: descuentos 3x2, etc. Con un par de alertas, tu nevera se llena sin vaciar la cartera.

13. Compras a lo grande y a medias

Si vives con más compañeros (y hay buen rollo), compartid los gastos de algunos ingredientes. Sale más barato llevarse garrafas de aceite, sacos de arroz o packs de yogures y luego dividirlos.

14. Comer de menú universitario

Y por qué no, tirar del comedor de la uni de vez en cuando. Suele ser más barato que cocinar carne o pescado fresco en casa: por 4 o 5 euros tienes un plato completo y equilibrado que te libra de preparar una cena cara en el piso. Y si sobra, mejor aún: llévatelo en un táper.

El verdadero máster

La comida del día a día en un piso de estudiantes se parece poco al batch cooking de Pinterest o a las recetas impecables de Instagram con mil ingredientes. Aquí manda la lógica de compartir, reutilizar, aprender a comprar y alimentarse más allá del kebab. Más allá de los apuntes y los exámenes, la vida universitaria es también un auténtico máster en ahorro.

Patricia GonzálezPatricia González
Apasionada por la cocina y el buen comer, mi vida se mueve entre palabras bien escogidas y cucharas de madera. Responsable pero despistada. Periodista y redactora con años de experiencia, encontré mi rincón ideal en Francia, donde trabajo como redactora para Petitchef. Me encantan el Bœuf bourguignon pero echo de menos el salmorejo de mi madre. Aquí combino mi amor por la escritura y los sabores suculentos para servir recetas e historias sobre cocina que espero te inspiren. La tortilla, me gusta con cebolla y poco hecha : )

Comentarios

Califica este artículo:
4.83/5, 6 votos