Todo lo que puedes dejar adelantado de la cena de Navidad para evitar el estrés (y, de paso, ahorrar tiempo y dinero)

Dejar la elección para el último minuto solo garantiza compras impulsivas y la sensación de que algo se escapa. Define ahora las entradas, los platos principales, los acompañamientos, las bebidas y los postres. Con un mapa culinario claro, reduces imprevistos costosos y evitas duplicar ingredientes innecesarios.

Arroz, harinas, conservas, pastas, frutas deshidratadas, vinos, aceites, frutos secos, especias… Todos estos productos aguantan bien en la despensa y suelen encarecerse conforme se acerca la fecha. Adelantarlos ahora es una forma sencilla y eficaz de ahorrar.

Carnes como pavo, pularda, lomo, bacalao o piezas ahumadas pueden comprarse semanas antes y conservarse en el congelador sin problemas. También puedes dejar listos caldos base, masas crudas o rellenos preparados. Ganarás tiempo, y tranquilidad, en los días previos a la celebración.

Hay recetas que no solo toleran bien el congelador, sino que incluso mejoran tras el reposo. Albóndigas, salsa de tomate, croquetas o bolitas fritas, quiches, tartas saladas, panes y bases de postres se pueden cocinar con antelación. Un congelador bien organizado es casi un asistente extra en tu cocina.

¿Sabes dónde está el juego de cubiertos que solo usas en ocasiones especiales? ¿Y las bandejas o las copas que siempre buscas a última hora? Es mejor comprobarlo ahora. Lava lo necesario, revisa si falta algo y evita el caos de última hora.

Una mesa sencilla puede transformarse en algo elegante si se piensa con calma. Elige la paleta de colores, los detalles, la mantelería, las velas o los centros. Prepararlo con tiempo abre la puerta a ideas más creativas y, a menudo, más económicas.

La Navidad no debería recaer sobre los hombros de una sola persona. Habla con antelación con quienes vayan a participar y acordad quién se encarga de qué. Delegar no solo aligera la carga: también hace la celebración más colaborativa y amable.

Si quieres sorprender con un plato distinto este año, es el momento de ensayarlo. Así podrás ajustar tiempos, texturas y sazón sin la presión del reloj. Mejor equivocarse ahora y acertar el día clave que improvisar a última hora.

Cuanto más avances en estas semanas, más llevadera y serena será tu Navidad. Adelantar no es pasarse de previsora: es una forma sensata de cocinar mejor y vivir el proceso con calma. Planifica, compra, congela, reparte y disfruta. La mesa de Navidad merece sabor, sí, pero también tranquilidad.