Sudor frío, falta de aire, vientre hinchado: estos efectos post-fiesta no son tan inofensivos como parecen
Después de varios días de comidas copiosas, alcohol, dulces y horarios fuera de rutina, es normal sentirse más pesado, dormir peor o tener digestiones lentas. El problema llega cuando metemos todo en el mismo saco del “empacho”. La tesis es sencilla: hay molestias post-fiesta esperables (sobre todo digestivas) y hay señales que no conviene normalizar, porque también aparecen en cuadros que requieren valoración médica.
Lo habitual: hinchazón y pesadez (y por qué pasan)
El vientre hinchado tras las fiestas suele tener causas bastante terrenales: comemos más (a veces más rápido), tomamos más sal, bebemos más alcohol y refrescos con gas, y nos movemos menos. Eso favorece la acumulación de gas y/o líquidos y enlentece el tránsito.
La distensión abdominal suele estar relacionada con la acumulación de gases y es frecuente después de comidas copiosas, del consumo de bebidas carbonatadas o cuando se produce aerofagia, es decir, al tragar aire.
Qué hacer en 48–72 horas (sin castigos ni “detox”)
Si lo que tienes encaja con esa “resaca digestiva” típica (hinchazón, gases, pesadez), lo más eficaz suele ser volver a lo básico durante dos o tres días:
- Hidratación constante. Agua a lo largo del día (lo simple funciona).
- Pausa de alcohol. Unos días sin alcohol suelen ayudar a dormir mejor y a reducir reflujo e hinchazón.
- Platos sencillos y raciones moderadas. Verduras (mejor cocidas si estás muy hinchado), fruta, proteína fácil (huevo, pescado, yogur natural si lo toleras) y menos ultraprocesados y picoteo salado.
- Menos gas “añadido”. Si te hinchan, recorta bebidas con gas y come más despacio (tragar aire suma).
- Movimiento suave diario. Un paseo de 20–40 minutos ayuda al tránsito y a la sensación de ligereza.
Y si aún quedan comidas señaladas, cinco consejos que suelen funcionar:
- no llegar con hambre feroz,
- empezar con porciones pequeñas,
- beber agua durante la comida,
- pasear después y,
- si hay alcohol, que sea poco y sin mezclar.
Cuando deja de ser “solo digestivo”: falta de aire y sudor frío
Aquí conviene afinar el radar. Tras una comida muy abundante puedes notar reflujo o cierta opresión por estar “demasiado lleno”. Pero si aparece disnea (falta de aire) marcada, sobre todo con poco esfuerzo o en reposo, o sientes sudoración fría sin explicación clara, no es buena idea asumir que es “lo normal” del post-fiesta.
En España, varias fuentes sanitarias recuerdan que un IAM (infarto agudo de miocardio) puede presentarse no solo con dolor torácico, sino también con síntomas como sudor frío, dificultad para respirar, náuseas, mareo o incluso pérdida de conocimiento.
En ese contexto, la prioridad es pedir ayuda: el número de emergencias en España es el 112.
Señales de alarma: cuándo pedir ayuda sin esperar
Busca atención médica urgente (o llama al 112) si la falta de aire es intensa, aparece en reposo o empeora rápido, o si se acompaña de alguno de estos signos:
- Dolor u opresión en el pecho.
- Sudor frío llamativo.
- Mareo importante, desmayo o confusión.
- Náuseas/vómitos con malestar intenso.
No es un mensaje para asustar: es una forma responsable de no banalizar síntomas que, en el contexto adecuado, no son “un simple empacho”.
Escucha a tu cuerpo antes de que lo haga por ti
La mayoría de molestias post-fiesta mejoran en pocos días al recuperar hidratación, comidas más sencillas y algo de movimiento. Pero si aparecen falta de aire marcada o sudor frío, o el cuadro no mejora, lo prudente es consultar: disfrutar de la mesa está bien; ignorar señales importantes, no.
Daniele Mainieri
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