El ABC de la levadura: evita estos fallos para una cocción perfecta

¿Un pastel que no sube, magdalenas planas o masa de brioche que no levanta? Si te suena familiar, no estás solo. Y en muchos casos, el culpable se esconde en un pequeño sobre al fondo del armario: ¡la levadura!
Sí, ese polvo mágico que hace crecer nuestros bizcochos y airea el pan también puede ser el responsable de varios desastres si no se usa correctamente. Pero no te preocupes, aquí te explicamos todo de manera sencilla, y te aseguro que, a partir de ahora, nunca más mirarás la levadura de la misma forma ;)
1. ¿Polvo de hornear o levadura de panadero? No tienen nada que ver
Es un error más común de lo que parece. La levadura química, también llamada polvo de hornear, se emplea en recetas como bizcochos, magdalenas o muffins. Su acción es rápida: reacciona al calor del horno y permite que la masa suba durante la cocción.
Por otro lado, la levadura de panadería, ya sea fresca o seca, está diseñada para masas con gluten, como el pan o el brioche y necesita reposo. Funciona lentamente, fermentando la masa durante varias horas.
Intercambiarlas es garantía de fracaso: no son sustituibles entre sí, y el resultado puede arruinar toda la preparación.
2. Cuidado con las cantidades
Muchas veces se cree que, cuanto más, mejor. Pero no es así. Un exceso de levadura química no hará que el bizcocho crezca más, sino que puede alterar el sabor y afectar la estructura de la masa. En algunos casos, incluso puede provocar que se derrumbe dentro del horno o que rebose antes de tiempo.
La medida estándar es de 11 gramos (un sobre) por cada 500 gramos de harina. Si reduces los ingredientes, recuerda ajustar también esta proporción.
3. El polvo de hornear no entiende de pausas
Una vez mezclas la levadura química con los ingredientes líquidos, el reloj empieza a correr. Si dejas reposar la masa antes de hornearla, su efecto se debilita y es muy probable que no suba como esperabas.
El truco es preparar el molde con antelación y meterlo al horno en cuanto la mezcla esté lista. Así aprovecharás toda su capacidad de fermentación.
4.Levadura seca: hay que “activarla”
La levadura seca de panadería no está lista para usar nada más sacarla del sobre. Requiere un proceso previo para “despertar”. Para activarla correctamente, hay que disolverla en un líquido tibio, añadir un poco de azúcar y dejarla reposar durante unos diez minutos.
Si al cabo de ese tiempo aparecen burbujas en la superficie, significa que está fermentando. Entonces sí, puedes añadirla a la masa.
5.. La temperatura, un factor decisivo
La levadura de panadero es muy sensible al entorno. Si la temperatura es demasiado baja, su actividad se frena. Si es demasiado alta, puede morir antes de empezar a actuar.
El punto ideal está entre los 25 y los 30 grados. Para facilitar la fermentación, puedes dejar reposar la masa dentro del horno apagado, con la luz encendida, o en un rincón cálido y sin corrientes de aire.
En resumen: la levadura tiene sus propios requisitos...
En resumen, la levadura, como la cocina en general, requiere cuidado, precisión y algo de paciencia. Cuando una masa no sube, no es casualidad: casi siempre hay una explicación. La próxima vez, revisa el tipo de levadura, la temperatura, el tiempo y las cantidades. Y si algo sale mal, siempre puedes reciclar el resultado en otro postre casero. Porque también se aprende fallando.
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