Ferrero congela las compras de avellanas en Turquía: ¿qué cambia para el mercado y los consumidores?
Cuando un gigante como Ferrero, emblema del dulce Made in Italy, decide suspender la compra de avellanas a Turquía, el primer productor mundial, todo el sector se detiene a observar. Lo que podría parecer una decisión puramente técnica, en realidad, dice mucho más. Habla de agricultura global, de sostenibilidad, de estrategia industrial y de cómo nuestras costumbres alimentarias pueden verse afectadas por decisiones tomadas a miles de kilómetros.
A continuación analizamos las razones de la medida, sus efectos sobre el mercado internacional y las posibles consecuencias para el consumidor final.
Por qué Ferrero ha decidido detener las compras
Turquía produce alrededor del 70 % de las avellanas del mundo y lleva décadas siendo un socio clave para Ferrero. Pero 2025 ha sido un año complicado para la agricultura turca: las heladas de primavera y una fuerte plaga de insectos redujeron drásticamente la cosecha, disparando los precios.
Según el Financial Times, el precio medio de la avellana ha subido en torno a un 20 % respecto al año anterior, generando tensiones entre productores y compradores.
Ante ese panorama, Ferrero ha optado por utilizar sus reservas y diversificar sus proveedores, recurriendo también a países emergentes como Chile, Estados Unidos y Serbia.
El objetivo: contener los costes y reducir la dependencia de una sola región, una estrategia cada vez más habitual en las grandes multinacionales alimentarias.
Las consecuencias en el mercado global
La decisión ha tenido efectos inmediatos.
Al reducirse la demanda turca, el mercado internacional ha reaccionado con cierta incertidumbre: los precios fluctúan y los productores locales intentan adaptarse a una nueva realidad con menos compradores grandes.
Esto genera una mayor competencia entre países productores y puede modificar el mapa mundial de la avellana a medio plazo.
Chile, Georgia o Serbia están aprovechando la coyuntura para ampliar superficie de cultivo e introducir mejoras tecnológicas que permitan ganar calidad y volumen.
Si esa tendencia se consolida, el predominio histórico de Turquía podría atenuarse, lo que supondría un mercado más diversificado y menos dependiente de un solo origen.
Desde el punto de vista agrícola, esta diversificación también tiene un componente positivo: reduce el riesgo climático y mejora la estabilidad de la oferta mundial. Pero implica nuevos desafíos logísticos y de control de calidad para las empresas que dependen de un estándar homogéneo en sus productos.
Qué puede notar el consumidor final
A corto plazo, el consumidor final podría notar cambios mínimos.
El aumento de costes en origen puede trasladarse, al menos parcialmente, a los precios de venta al público, especialmente en productos con alto contenido de avellana (como cremas untables o chocolates con trocitos).
En paralelo, el uso de avellanas procedentes de distintas regiones podría alterar ligeramente el sabor o el aroma de algunos productos, ya que las condiciones del suelo, el clima y el tueste influyen en su perfil final.
Más allá de lo sensorial, la decisión de Ferrero reabre el debate sobre cómo las grandes empresas gestionan la sostenibilidad y su relación con los agricultores.
El organismo de competencia turco ha anunciado que seguirá el caso para garantizar que la suspensión de compras no perjudique de forma injusta a los productores locales, un punto clave para mantener la estabilidad del sector.
Para el consumidor, esta historia deja una lección clara: elegir marcas transparentes y con cadenas de suministro responsables no solo es una cuestión ética, sino también una forma de contribuir a una producción más equilibrada.
Una mirada al futuro
Ferrero mantendrá programas de colaboración con agricultores turcos para mejorar calidad, trazabilidad y sostenibilidad, y al mismo tiempo continuará diversificando su aprovisionamiento para ganar estabilidad a largo plazo.
Este movimiento se enmarca en una tendencia global: las empresas buscan ser más resilientes ante el cambio climático y las tensiones en el comercio internacional.
Diversificar las fuentes de materias primas no solo protege los márgenes económicos, sino que garantiza que los consumidores sigan recibiendo productos consistentes y de calidad, incluso en años difíciles para la agricultura.
Conclusión
La decisión de Ferrero de frenar temporalmente las compras de avellanas turcas va mucho más allá de una operación comercial.
Muestra cómo la industria alimentaria global depende de equilibrios delicados entre economía, clima y sostenibilidad, y cómo una helada o una plaga pueden tener consecuencias que acaban reflejándose en el lineal del supermercado.
Para quienes disfrutan del chocolate o la repostería, entender estos mecanismos no resta placer, sino que lo enriquece: detrás de cada bocado hay un trabajo enorme de campo, logística y decisión empresarial.
Y conocerlo nos permite valorar mejor lo que comemos, y exigir que lo que llegue a la mesa sea fruto de una cadena justa, sólida y sostenible.
Daniele MainieriComentarios
anonymous
Es importante conocer como afectan los climas a los productos que consumimos.
Gracias por la información es valiosa
¡Totalmente de acuerdo! Entender cómo el clima influye en nuestros alimentos nos ayuda a elegir mejor y disfrutar de productos frescos y sabrosos. Me alegra que la información te haya sido útil. ¡Gracias por tu comentario!