Blinis: el aperitivo de Navidad que no complica la vida y siempre queda bien
Hay una escena que se repite cada diciembre: madres, tías, cuñadas y, por qué negarlo, también yo, abriendo pestañas del navegador como si fueran un calendario de Adviento infinito. “Aperitivos fáciles Navidad”, “qué servir antes del plato principal”, “ideas de canapés sin complicaciones”. Y ahí, entre el salmón ahumado, las tartaletas, las tostas y los hojaldres rellenos con forma de arbolitos de Navidad, aparece ese pequeño disco dorado al que nunca se le hace suficiente justicia: el blini.
Lo descubrimos hace años con cierto exotismo, como si fuera algo muy ruso, muy sofisticado o muy de restaurante donde sirven caviar del caro. Pero, en realidad, es una de las soluciones más agradecidas para quien busca quedar bien sin tener que encender el horno ni llenar la cocina de bandejas infinitas. Por eso hoy quiero reivindicarlo y enseñarte cómo hacerlos caseros, e incluso cómo utilizarlos para sacarles el mayor partido en el entrante navideño.
El lujo que no pide esfuerzo
A la hora de preparar unos canapés o unos entremeses, una buena base lo eleva todo. Si la base falla, da igual lo que pongas encima. El blini es, precisamente, eso: una base perfecta. Templado o a temperatura ambiente, aguanta mantequilla, crema fresca, ahumados, huevas, embutido fino y hasta un paté casero. No se rompe, no se humedece a los dos minutos y no obliga a improvisar.
Y, sobre todo, tiene ese punto de ocasión especial sin exigir técnica ni tiempo. Para muchos de nosotros, cuando pensamos en el menú navideño, todo lo que cumpla esos dos requisitos entra directo en la carpeta mental de “cosas que podría incluir en mi menú y servir sin dramas”.
Por qué funcionan siempre
- Porque, a diferencia de otras bases, aguante bien. No son la típica galleta salada que se rompe en cuanto la coges, ni el panecillo que se humedece a los pocos minutos, ni el hojaldre que pierde parte de su gracia si lo montas con antelación. El blini mantiene la textura, la estructura y la humedad justa para aguantar un buen aperitivo sin venirse abajo.
- Porque aceptan lo que tengas en la nevera. Salmón, jamón, una crema de queso, un salteado rápido de setas, un tartar sencillo… El blini no protesta.
- Porque permiten montar una bandeja vistosa en tres minutos. Y eso, a las ocho de la tarde del 24 de diciembre, vale oro.
- Además, tienen un detalle que al público familiar le encanta: llenan sin empachar. Ese equilibrio entre lo original, festivo y lo razonable que evita el comentario inevitable del cuñado de turno: “Luego nadie tendrá hambre para el cordero”.
La forma más fácil de incluirlos en tu aperitivo navideño
Para quienes tienen que preparar aperitivos para ocho personas mientras piensan en el postre, el mantel y el regalo del amigo invisible, la recomendación es sencilla: haz los blinis caseros. Son fáciles, quedan mejor que los industriales y se pueden preparar con antelación sin añadir más caos del necesario. Incluso admiten congelación y se mantienen perfectos siempre que los dejes descongelar a temperatura ambiente y les des un golpe de calor justo antes de montar el canapé.
Caliéntalos unos 20 segundos en una sartén sin aceite. Ese gesto tan simple mejora la textura de forma notable.
Después, prepara una bandeja variada. Llena la mesa de color y permite que cada comensal elija lo que más le apetezca según sus gustos. Algunas combinaciones que funcionan especialmente bien:
- Salmón ahumado + queso fresco + eneldo
- Anchoa + mantequilla ahumada
- Crema de queso + huevas o cebollino
- Pesto + jamón serrano + lascas de parmesano
- Queso roquefort + nueces picadas + un toque de miel
Ten todas las guarniciones preparadas y en cuencos: salmón cortado, crema en manga, queso mezclado, hierbas picadas… Así solo tendrás que montar los blinis justo antes de servir, algo que te llevará un par de minutos si lo tienes todo listo.
Si sigues estas pautas, los blinis se convierten en un aperitivo que parece pensado, cuidado y muy navideño… sin que tengas que dedicarle más de diez minutos.
Ingredientes para 4 raciones:
- 150 gr de yogur griego (1 bote)
- 1 huevo
- 55 gr de harina de trigo (4 cucharadas)
- 5 gr (1 cucharadita) de levadura en polvo
- 1 pizca de sal
Paso 1:
Pon el yogur y el huevo en un bol y mezcla bien. Añade la harina, la levadura y la sal.
Paso 2:
Remueve de nuevo hasta obtener una mezcla homogénea. Puedes usarla al momento o dejarla reposar un rato en la nevera, cubierta con film, para que tome un poco de cuerpo.
Paso 3:
Engrasa ligeramente una sartén y caliéntala a fuego medio. Cuando esté lista, deja caer pequeñas cucharaditas de masa para formar los blinis (o un poco más si los quieres más grandes).
Paso 4:
Cuando veas que se forman burbujas en la superficie, gira cada blini con una espátula.
Paso 5:
Retíralos cuando estén dorados por ambos lados. Y listo: ya puedes disfrutarlos como base para tus canapés.
Una idea bastante sencilla que parece muy pensada
Los blinis no salvan la Navidad. Pero sí salvan el rato previo, ese en el que los invitados entran, se saludan, preguntan por el menú y tú necesitas algo que funcione sin supervisión constante.
Por eso defiendo que merecen un lugar fijo en los aperitivos navideños: son pequeños, son bonitos y te dejan seguir con lo importante, que no es cocinar, sino disfrutar de quienes se sientan a la mesa.
Mirella Mendonça
Tienen muy buena pinta y, además, son muy agradecidos de hacer, así que buen plan para este año.
Con esas cantidades (150 g de yogur, 1 huevo y 55 g de harina) te salen, de media, entre 18 y 22 blinis pequeños, del tamaño de un bocado. Si los haces más grandes tipo “minitortita”, cuenta con que tendrás unas 12–15 unidades. Si sois muchos en casa o quieres montar una bandeja abundante, mi consejo de chef es sencillo: dobla la receta y vas tranquila. ¡Deseamos que te gusten muchísimo y que pases, junto a los tuyos, unas felices y sabrosas fiestas.