Este tronco salado arrasó en mi mesa navideña: cero horno, cero estrés y todo el mundo feliz
No sabría decir en qué momento esta receta se volvió imprescindible en mi cocina. Quizá fue una tarde de diciembre, buscando algo alegre pero sin complicaciones. O tal vez en verano, con amigos alrededor y esa necesidad de sorprender sin esfuerzo.
Lo cierto es que hoy, este tronco salado aparece siempre que quiero provocar sonrisas. Y cuando llega la Navidad, se convierte directamente en una estrella de la mesa.
Este tronco es más que un simple aperitivo: es una mezcla de texturas, sabores inesperados y puro disfrute. El queso crema, suave y envolvente, actúa como un lienzo perfecto. Los orejones —tan humildes y tan sublimes cuando se dejan picar finamente— traen un dulzor sutil, casi confitado.
El jamón serrano aporta ese toque salado, sabroso, casi rústico, que se funde con la cremosidad. Y las almendras tostadas... ¡ah, las almendras! Crujientes, doradas, elevan el bocado a una categoría casi festiva.
Tan fácil que cuesta creerlo
Lo que más me enamora de este tronco es lo increíblemente fácil que es de preparar. No hace falta horno, ni batidora, ni tener experiencia alguna. Solo se mezcla, se enrolla y se deja reposar en frío. Y, sin embargo, el resultado es digno de un menú de celebración. Además, se puede preparar con antelación, lo cual es casi un regalo en días de muchas manos en la cocinaYo lo sirvo con bastones de hojaldre, pan crujiente o crackers con hierbas. Se corta con cuchara, se unta con gusto, y lo que escucho siempre es lo mismo: “¿Y esto? ¡Qué delicia!”. Como todas las recetas que se vuelven propias, este tronco ya no es solo un plato, es una forma de decir “me alegra que estés aquí”. Y quizás, eso sea lo más importante en una mesa de Navidad o en un simple aperitivo con amigos
¡Te enseño cómo hacerlo!
Ingredientes para 10 raciones :
- 300 gr de queso cremoso (tipo Philadelphia)
- 60 gr (+- 3 lonchas) de jamón serrano (u otro embutido)
- 80 gr de orejanos, albaricoques secos picados (7 a 8 trozos)
- 4 cucharadas de almendras fileteadas tostadas
- 1 cucharada de perejil seco
Utensilios necesarios :
- Bol o cuenco
- Tabla de cortar
- Cuchillo
- Film transparente de cocina
- Plato llano
Paso 1
En un bol amplio mezcla el queso crema con el jamón serrano muy picado hasta obtener una pasta homogénea.
Paso 2
Coloca un trozo de film transparente sobre la encimera y vierte la mezcla en el centro.
Paso 3
Con ayuda del film, dale forma de cilindro, enrollando bien para que quede compacto. Cierra los extremos y deja reposar en la nevera unos 30 minutos, hasta que coja cuerpo.
Paso 4
Mientras tanto, pica los orejones y mézclalos en un plato con las almendras tostadas y el perejil seco.
Paso 5
Cuando el tronco esté firme, retira el film y pásalo al plato de servir. Cubre toda la superficie con la mezcla de orejones, almendras y perejil, presionando suavemente para que se adhiera.
Paso 6
Sirve el tronco frío, acompañado de pan tostado, crackers, picos o bastones de hojaldre. Es fresco, rápido y tiene ese punto dulce-salado que hace que todos repitan.
Algunos consejos profesionales para que salga perfecto
- No escatimes en calidad: cuando los ingredientes son tan pocos, cada uno cuenta. Usa un buen jamón serrano (o tu embutido curado favorito), queso crema con cuerpo y orejones bien carnosos.
- El frío es tu aliado: deja reposar el tronco en la nevera al menos 30 minutos, aunque lo ideal son unas horas. Ganará firmeza y los sabores se fundirán mejor.
- Juega con la forma: si te apetece darle un aire aún más festivo, puedes moldearlo como un pequeño tronco navideño y decorarlo con ramitas de romero o unos granos de granada.
- Hazlo tuyo: cambia las almendras por nueces pecanas, añade una pizca de ralladura de naranja o un toque de pimienta rosa. Esta receta se presta al juego.
¿Qué bebida marida con este plato?
Para acompañar este tronco, me inclino por un espumoso seco —un cava o un prosecco—, porque sus burbujas limpian el paladar y elevan el contraste entre el dulce del orejón y el salado del jamón. Pero cuando no hay alcohol en la mesa, recurro a opciones que no sacrifican ni frescura ni elegancia: agua con gas y cítricos, mosto blanco bien frío, o incluso una kombucha suave o té blanco helado, que aportan acidez, aroma y ese punto delicado que hace que cada bocado se sienta nuevo. Al final, lo que cuenta no es la bebida, sino el instante que la acompaña.
Mathieu MaggioreComentarios
antonia_m2024_8
Pufff no se puede elegir mejor, habrá que seleccionar y eso es lo más difícil, parece todo riquísimo
anonymous
Quisiera saber que son los orejones porfa... buenísima y práctica receta
Doña Rosy
Para gente con poco tiempo, genial
Berta
Me parece original y muy bien coordinados los sabores .Yo le pondré encima unos ramitos de grosellas
Silvia
Muy práctico
Curi1947
Ya lo estoy preparando!!
Mario
Una entrada perfecta para inspirar a lo que sigue!
¡Gracias por tu comentario! Los orejones son frutas deshidratadas, como albaricoques, damascos o duraznos secos. Dan un toque dulce y delicioso a tus recetas. Si no los encuentras en tu zona, puedes sustituirlos por ciruelas pasas sin hueso, pasas rubias grandes, higos secos o mango deshidratado; todos aportan un sabor dulce y una consistencia similar en la mayoría de las recetas. ¡Me alegra que te guste la receta!