Risotto con roquefort ultra cremoso: La receta imprescindible para saborear septiembre como nunca
El risotto tiene fama de ser un plato exigente, casi reservado para ocasiones especiales. Sin embargo, no requiere más esfuerzo que muchas recetas del día a día. Con arroz, un buen caldo y un queso con carácter como el roquefort, puedes preparar en menos tiempo del que imaginas una comida o cena cremosa y elegante, perfecta incluso para un día entre semana. Solo hace falta un poco de atención y ganas de disfrutar para convertir lo cotidiano en algo extraordinario.
Ingredientes para cocinar un risotto con roquefort ultra cremoso
- 150 gr de arroz para risotto (Carnaroli o Arborio o redondo para risotto)
- 1 chalota
- 50 ml de vino blanco
- 100 gr de queso roquefort
- 600 ml de agua o (caldo de verduras)
- 1 pastilla de caldo (opcional)
- 10 gr de mantequilla (fría)
- aceite de oliva
Cómo preparar la receta, paso a paso
- Lleva a ebullición el agua con la pastilla de caldo, o utiliza directamente caldo de verduras caliente. En otra cazuela, calienta un poco de aceite y sofríe suavemente la chalota picada. Incorpora el arroz y rehógalo unos minutos.
- Vierte el vino blanco, remueve y deja que el alcohol se evapore. Después, añade un poco de caldo caliente y cocina a fuego suave, removiendo hasta que el arroz lo absorba.
- Continúa añadiendo caldo poco a poco (debe de estar caliente), siempre esperando a que el arroz lo absorba antes de la siguiente adición.
- Cuando el arroz esté casi en su punto, incorpora el roquefort desmenuzado y mézclalo bien con el risotto.
- Retira la cazuela del fuego y añade un pequeño dado de mantequilla fría. Remueve con energía para mantecar el risotto, logrando una emulsión brillante y cremosa.
- Deja reposar un minuto, sirve de inmediato y disfruta de este risotto lleno de carácter.
Claves de chef para un risotto perfecto y cremoso
- Elige el arroz adecuado: Carnaroli o Arborio, por su alto contenido en almidón.
- Caldo siempre caliente: mantiene la cocción uniforme y libera el almidón poco a poco.
- Remueve con intención: lo justo para que el arroz suelte cremosidad sin romperse.
- Manteca al final: fuera del fuego, añade mantequilla y queso para lograr textura sedosa.
- Sirve al momento: el risotto no espera, llega a la mesa en su punto exacto.
¿Te gustaría probarlo?
El risotto de roquefort no es un plato para complicarse, sino para disfrutar del momento. Con pocos ingredientes y un poco de mimo, la intensidad del queso se funde con la suavidad del arroz para crear un almuerzo sencillo y especial a la vez. Una receta ideal para esos días en los que quieres darte un pequeño lujo sin salir de casa.
Patricia González
Comentarios