¿Qué no deberías congelar? 5 alimentos que pierden su calidad al ser congelados

El congelador es nuestro aliado en la cocina: conserva las sobras, prolonga la frescura de las verduras y nos salva en esos días en los que no tenemos ni tiempo ni energía para cocinar. Sin embargo, no todo puede ir al congelador sin más.
Algunos alimentos no resisten bien el frío, sufren cambios en su textura, pierden sabor o, en el peor de los casos, quedan inservibles al descongelarlos. Aquí te mostramos 5 alimentos que solemos congelar por costumbre, pero que es mejor guardar de otra forma ;)
1. Verduras crudas
Ensaladas verdes, pepino, tomates... aunque parezcan inocentes, no se llevan bien con el frío extremo. Su alto contenido en agua hace que, al congelarse, se formen cristales de hielo que rompen sus fibras. El resultado: texturas blandas, apagadas y sin gracia.
Evita congelar: lechugas, rábanos, endibias, pepinos y tomates en crudo.
- Consejo: cocínalas antes (por ejemplo, en una salsa de tomate casera) o guárdalas en el frigorífico y consúmelas cuanto antes.
2. Huevos enteros... con cáscara
Parece una buena idea para que no se estropeen, pero meter un huevo entero al congelador tal cual puede acabar en desastre. El agua del huevo se expande al congelarse y puede reventar la cáscara, creando un desastre... y un riesgo para la salud.
Evita congelar: huevos crudos enteros con cáscara.
- Consejo: casca el huevo, bátelo ligeramente y guárdalo en un recipiente hermético. También puedes separar la yema de la clara y congelarlas por separado, según tus necesidades.
3. Quesos blandos
Quesos como el camembert, el brie o uno de cabra fresco pierden toda su gracia después de descongelarlos. La textura cambia por completo, volviéndose pastosa o arenosa, y su sabor también se ve afectado.
Evita congelar: quesos frescos o muy blandos, como la ricotta o la faisselle.
- Consejo: si vas a cocinarlos, opta por quesos más secos o curados, como el emmental o el comté, que se conservan mucho mejor en el congelador, especialmente si ya están rallados.
4. Patatas crudas
Congelar patatas sin cocer es una mala idea. Al descongelarlas, se oscurecen, adquieren una textura granulosa y un sabor poco agradable. La estructura del almidón no resiste bien el proceso.
Evita congelar: patatas crudas, ya sean enteras o cortadas.
- Consejo: cocínalas antes. En forma de puré, sopa o gratinado, aguantan mucho mejor el paso por el congelador.
5. Salsas a base de nata o leche
Las salsas a base de lácteos, como la bechamel o la de queso, pueden separarse al descongelar. La grasa se aparta del líquido y la mezcla pierde su cremosidad, formando grumos.
Evita congelar: salsas con nata líquida o leche, especialmente si no están bien ligadas, y postres lácteos.
- Consejo: espésalas adecuadamente antes de congelarlas. Otra opción: añade la nata al recalentarlas, una vez descongeladas.
En resumen: el congelador, sí... ¡pero no para todo!
El congelador es una herramienta invaluable en la cocina, pero para sacarle el máximo provecho, es fundamental saber qué se debe y qué no se debe almacenar en él. Algunos errores comunes pueden arruinar un plato, estropear su sabor o incluso hacer que se desperdicie.
La clave es simple: antes de congelar cualquier cosa, pregúntate si realmente se disfruta de esa comida en su versión congelada o si, por el contrario, sería mejor prepararla antes (cocinándola, triturándola o dividiéndola en porciones).
Recuerda que no todo necesita ser congelado. Algunos alimentos deben consumirse frescos en los próximos días. En eso consiste una cocina eficiente y bien pensada.
Fuentes de información:
"Congelación: alimentos a los que no les gusta el frío" - UFC-Que Choisir
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