Proteínas, colesterol, energía… ¿qué pasa si comes huevos todos los días?
Durante años los huevos cargaron con una mala fama: se les acusó de disparar el colesterol y se recomendaba consumirlos con cuentagotas. La ciencia, sin embargo, ha revisado esa sentencia. Hoy sabemos que no merecen aquella condena y que su lugar en la dieta está más que justificado. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿qué ocurre realmente si comemos huevos a diario?
Una fuente de proteínas de referencia
Un huevo aporta unos seis gramos de proteínas de alta calidad, con todos los aminoácidos esenciales. Por eso los deportistas los valoran: favorecen la recuperación muscular y la sensación de saciedad. También son una alternativa interesante a la carne, más asequible, ligera de cocinar y con un perfil nutricional excelente.
No es solo que sus proteínas sean “completas”: durante décadas, las del huevo se han tomado como patrón de referencia para medir la calidad de las proteínas de otros alimentos, por su equilibrio y fácil digestión.
Un concentrado de vitaminas y minerales
Un huevo al día aporta nutrientes valiosos: vitaminas A, D, E y B12, además de hierro, zinc y selenio. Contiene incluso colina, un compuesto poco conocido pero fundamental para la memoria y el buen funcionamiento del cerebro.
Eso sí, conviene matizar: el hierro del huevo no se absorbe tan bien como el de la carne roja, y la vitamina D aparece en cantidades modestas, insuficientes para cubrir las necesidades diarias por sí sola.
Y el colesterol, ¿qué pasa con él?
Cada huevo contiene en torno a 200 mg de colesterol. Durante mucho tiempo se aconsejó limitar su consumo por esa razón. Hoy la investigación ha cambiado esa mirada: el colesterol de los alimentos influye menos en los niveles en sangre de lo que se creía. Para la mayoría de personas sanas, un huevo al día no plantea problemas.
El matiz está en la preparación: no es lo mismo un huevo duro o escalfado que uno frito en abundante mantequilla o acompañado de bacon. En ese caso no es el huevo lo que preocupa, sino las grasas saturadas que lo rodean.
Bueno para la vista y la piel
En la yema se concentran dos antioxidantes (luteína y zeaxantina) que protegen la retina y ayudan a reducir el riesgo de degeneración macular asociada a la edad. Además, las vitaminas A y E contribuyen a la salud de la piel y el cabello.
La buena noticia es que estos compuestos se absorben aún mejor en presencia de grasa, algo que el propio huevo aporta de forma natural en su yema.
El exceso sí importa
Como ocurre con cualquier alimento, es el exceso lo que marca la diferencia. Entre tres y siete huevos a la semana bastan para aprovechar sus beneficios, aunque en personas sanas puede consumirse incluso más, siempre dentro de una dieta variada y equilibrada.
La forma de cocinarlos también influye. Un huevo pasado por agua o duro es más recomendable que uno frito en aceites reutilizados o mantequilla, donde las grasas adicionales son el verdadero problema.
Un alimento nutritivo que podemos disfrutar sin culpa
Hoy el huevo ha recuperado el sitio que nunca debió perder en la mesa. Nutritivo, asequible y fácil de preparar, aporta proteínas de gran calidad, vitaminas y minerales. Consumido a diario no supone un riesgo para la salud, salvo en casos concretos de patologías específicas.
Más que hablar de “superalimento”, conviene verlo como lo que es: un producto completo y equilibrado, con un papel indiscutible en una alimentación saludable.
Adèle Peyches
Comentarios
Luz Marina
Si, siempre pensé y pienso que es bueno, es proteína y mejor consumirlo sancochado, una vez al día, lo hago unas 6 veces por semana