Bolitas de mozzarella marinadas: puro vicio. Desaparecerán de la mesa antes de que te des cuenta

Probablemente hayas visto en el supermercado los clásicos daditos de queso marinados que, además de venir en envases pequeños, suelen ser bastante más caros que su versión casera. La buena noticia es que hacerlos en casa no solo cuesta menos: también permite ajustar las hierbas, el punto de sal y el picante a tu gusto.

Marinar mozzarella es una idea sencilla y brillante. El aceite actúa como vehículo del sabor, las hierbas aportan frescura y el picante equilibra el conjunto. Con el reposo, la textura se vuelve más sedosa y el queso gana matices sin perder su suavidad original.

Por eso conviene dejarlas reposar al menos una hora en la nevera, o incluso toda una noche. Cuanto más tiempo pasen en el aceite, más carácter desarrollan. Además, aguantan perfectamente tres o cuatro días refrigeradas, lo que las convierte en un fondo de nevera tan práctico como delicioso.

• 250 g de bolas de mozzarella
• 50 ml de aceite de oliva virgen extra (aproximadamente)
• sal
• pimienta
• 4 hojas de albahaca fresca
• 1 cucharadita de orégano seco
• 1 cucharadita de perejil picado
• 1 cucharadita de romero seco
• 1 cucharadita de copos de guindilla o chile seco bien picadito

1. Coloca las bolitas de mozzarella en un tarro de cristal amplio, dejando algo de espacio libre en su interior.
2. Incorpora el aceite de oliva, la sal, la pimienta, el orégano, el perejil, el romero, la guindilla y la albahaca fresca picada.
3. Remueve suavemente para que las bolitas se impregnen bien del aceite y las hierbas. Asegúrate de que queden completamente cubiertas; añade un poco más si es necesario.
4. Cierra el frasco y deja reposar en la nevera al menos una hora antes de servir. Ganan sabor y textura con el paso de las horas.

Estas bolitas no solo son un aperitivo ideal con pan o tostadas. También puedes:

• Añadirlas a ensaladas de tomate o pasta fría, aprovechando el aceite aromatizado como aliño instantáneo.
• Servirlas junto a embutidos, uvas o frutos secos en una tabla de quesos.
• Colocarlas sobre una tostada templada con pesto o tapenade, para un resultado digno de restaurante.

Y si sobra aceite, que probablemente ocurrirá, no lo tires: es un condimento magnífico para saltear verduras, aromatizar una focaccia o aliñar una ensalada verde.

Hazlas una vez y repetirás. En cinco minutos tienes algo que parece simple, pero no lo es: queso suave, aceite bueno y hierbas que potencian el conjunto. Cocina fácil, pero bien hecha. ¿Tú cómo las usarías? Quizá en una tostada con tomate, en una pasta fría o directamente del tarro, sin esperar a que nadie mire.