Carne y patatas al horno

También lo hago algún domingo que salgo por la mañana y lo mismo, meto todo al horno y lo programo para que la comida esté lista a la hora que más o menos pensamos regresar. Una de las compras maestras que he hecho para mi casa es mi horno con función programable, es fantástico irse de casa a las ocho de la mañana, dejar programado el horno y volver a las tres y media y oler la comidita recién hecha ya en la puerta. Mil veces que lo cambie, mil veces que habrá de tener esa función.

Bueno, ya no me enrollo más. La carne ha de ser un trozo (el que se ve en la foto tiene unos 2 kg.) de la parte de las chuletas de aguja de cerdo. Es una carne muy veteada e ideal para el horno por lo jugosa que es. Se le ha de pedir al carnicero que le de unos cortes al hueso para que resulte fácil cortarla una vez hecha.
La adobo con sal gruesa y salsa chimichurri (ver receta aquí) No le pongo nada más, ni aceite, no hace falta, la carne soltará sus jugos.
Al mismo tiempo pongo una asadera con patatas y boniatos, la cantidad depende de la cantidad de comensales. Las corto del tamaño que se ve, le pongo sal, un poco de chimichurri, un chorrito de aceite. Las pongo al mismo tiempo que la carne y si no estoy en casa (para cuidar que no se pasen) las tapo con un papel albal y los últimos 5 minutos les saco el papel y las dejo que se doren. Las patatas asadas al horno son capítulo aparte, es una auténtica delicia lo ricas que quedan, súper tiernas por dentro y doraditas por fuera.
El tiempo empleado para la cocción de la carne (un trozo de 2 kg.) y las patatas es de una hora y cuarenta y cinco minutos a 180º de temperatura. No conviene pasarse, la carne seca pierde su sabor y las patatas secas, saben a cartón.
La salsita que suelta la carne la sirvo en salsera.
La carne queda así de sabrosa y como habéis visto, sin apenas elaboración.
Si tengo tiempo y me apetece, hago una buena ensalada para acompañar, si he programado el horno y llegamos todos a un tiempo para comer, así como lo veis, con dos rodajas de tomate y listo.

Es un plato que asegura el éxito, gusta a todos. Y si hay comida familiar y somos quinientos (bueeeeno, algunos menos) nada más fácil para la sufrida cocinera que no puede ponerse a elaborar platos sofisticados, emplatar, etc. etc.

Me daba un poco de reparo poner esta receta tan sencilla, pero ahí va, a petición de unos invitados que les gustó tanto que seguro que se quedaron con la idea de que había hecho un curso de alta cocina en Londres para aprender a hacerla y me la llevan pidiendo hace mucho tiempo.