¿Empezamos con un entrante ligero para la cena de Navidad?

La decisión sobre el primer plato en una comida es a veces, la más difícil. La carne y el pescado son opciones para segundos platos y se pueden preparar de múltiples maneras, pero pensar en un primer plato que sirva de refuerzo a la comida y que no llene como para quitar el apetito para el plato fuerte, y que al mismo tempo sea original, es a veces complicado.

En todo menú, ya sea navideño o no, como primer plato solemos encontrar cremas, caldos, sopas o ensaladas. Para nuestro menú de Navidad debemos presentar algo similar. Las ensaladas suelen ser más ligeras que las sopas, pero cierto es que en estas fechas tan metidas en el frío invierno puede apetecer más un caldo caliente que una fría ensalada.

La ventaja de las ensaladas es que se ponen en el centro para compartir y el que quiera puede servirse en su plato. Si a alguno de nuestros comensales no le apetece probar la ensalada no la probará o simplemente se pondrá un poquito en el plato para quedar bien. Sin embargo, en el caso de las cremas, sopas y caldos, los comensales deben pasarnos su cuenco o su plato para que nosotros mismos les sirvamos y se verán obligados a comunicárnoslo si no les apetece probar nuestra deliciosa sopa.

El hecho de que uno de nuestros invitados nos rechace algo de la comida nunca lo debemos interpretar como un desprecio. Hay que tener en cuenta que en Navidad no todo el mundo quiere tantos excesos, y además, algunos se ven obligados, por unos compromisos u otros a continúas comidas y cenas. Como consecuencia, no puede comer todo lo que se prepara en cada una de las comidas a las que asiste. En la siguiente, invitará él :)